miércoles, 20 de febrero de 2019

San Valentín nos regaló un Contrato D/s

  Comenzaría esta publicación diciendo que sobre gustos no hay nada escrito o que a gusto colores. Sé que hubo un poco de inactividad en el Blog, pero les aseguro mis estimad@s amig@s que en la intimidad me sentí desbordado de tanto amor, FemDom y BDSM.
  Con la llegada de Mi Reina Lady Eros a fines de Noviembre se produjo un cambio maravilloso en mi vida. No me alcanzarían las palabras para poder describirlo, pero con su llegada todo el mundo que me rodea cobró sentido. Cada mueble, cada cosa que hay en nuestro hogar, hasta incluso las paredes tienen vida desde que ella tomó posesión de nuestro humilde lugar, pero que en las fantasías llamamos el Palacio de Lady Eros. 
  Hemos de confesar que ambos teníamos el Contrato D/s impreso y listo para ser firmado desde unos días antes de su llegada. Ella fantaseo y tenía mentalmente planeado cada detalle de la ceremonia; aún así nos tomamos poco más de dos meses para firmarlo. Las razones fueron varias y personalmente creo que todas ellas están debidamente justificadas si partimos de la premisa que las cosas forzadas pueden salir mal.
  Lady Eros toda su vida fantaseó con ser una Dómina, pero en la práctica eso nunca se había dado hasta nuestros primeros encuentros, después hubo una separación de meses al tener que volver ella a su país de origen. Y así fue que en la distancia, fuimos construyendo poco a poco un proyecto de Pareja FemDom.
  En el papel es algo que parece fácil de llevar a cabo, pero sabemos que no es tan así. Partiendo de la sola idea donde se sabe que uno debe emigrar del país de origen para ir a otro completamente diferente, a empezar un proyecto de vida que en nada se parece a lo que las parejas normales suelen emprender. Acá la apuesta es mucho más elevada y el compromiso es aún mayor. Además de las actividades cotidianas de cualquier pareja, acá se deben cumplir con roles BDSM donde la sola puesta en escena de una sesión ya es todo un trabajo que requiere inventiva y tiempo .
  Se entiende entonces que eran muchas las cosas a poner en marcha, pero por sobre todo, adaptarse el uno al otro, aprendiendo a convivir y edificando casi desde cero, todo un proyecto de pareja con un Contrato D/s por demás ambicioso y exigente, tanto para la Dómina, como para el sumiso. Un Contrato de 15 páginas, donde están vertidas las aspiraciones, los sueños y las fantasías de cada uno, como así también los roles y compromisos.
  San Valentín pareciera que inteligentemente escuchó los deseos de nuestros corazones y pacientemente nos enseñó a esperar hasta que llegara su día para poner frente a nosotros el Contrato D/s que tanto anhelábamos firmar. El tiempo de espera, no fue para nada malo, ni tampoco aburrido. Varios días a la semana teníamos sesiones BDSM y fuimos aprendiendo los gustos, las mejores técnicas de acuerdo a nuestra edad y contextura física, como así también el lenguaje corporal que es algo tan importante y puede explicar las cosas mejor que mil palabras.
  Lady Eros por fuera del personaje, es una mujer muy sensible, por demás atenta y bondadosa. Si la conocieran, les aseguro que les costaría mucho creer su transformación al momento de entrar en el personaje. Ella afirma que a mí, un poco me pasa lo mismo, pero al revés, claro está. El tipo osco, cavernícola y cascarrabias de la realidad, se convierte en una persona por demás sumisa una vez se me coloca el collar.
  El Contrato que ambos redactamos, la pone a ella en el rol de tener que ser mala, cuanto más mala logre ser, digamos que más posibilidades de éxito tiene nuestro documento. Roles tan exigentes no se aprenden de la noche a la mañana y obviamente tienen que existir dentro de cada uno, porque considero que de otra forma no sería posible. Estos dos meses previos a la firma nos dieron la posibilidad de entrar y salir del personaje con cierta flexibilidad, pero ahora ambos sabemos que eso ya no será posible. Lady Eros ahora es la Dómina y yo su sumiso, su esclavo y hasta su perro si así ella lo desea.
  Estoy en condiciones de afirmar que Lady Eros logró transformarse en lo que interiormente siempre soñó con poder ser. Logró diferenciarse significativamente de las demás mujeres. Su manera de mostrarse, su impronta, su autoestima están teniendo un vuelo más alto cada vez que se lo propone. Aprendió rápidamente a servirse de mí como su esclavo. En las sesiones es cada vez más egoísta, busca solamente su propio placer y se vuelve más y más exigente conmigo. Obligándome a correr los límites a una velocidad que no me lo esperaba. Con ella todo es posible, no le cuesta en lo absoluto adueñarse de mi mente y ponerme a su entero servicio. Siendo severa cuando no hago las cosas a su agrado o doy señales de distracción o displicencia.
  ¿A quién puede gustarle una mujer así? A mí, exactamente como es Lady Eros es así como me gustan las mujeres. No me importa ser un “bicho raro”, mientras ella sea feliz viviendo así, yo también lo seré. Los hechos o ver como quedan nuestros cuerpos después de cada sesión, es lo que a nosotros realmente nos importa y es ahí donde están nuestras respuestas. Las respuestas que justifican lo que hacemos y el por qué vivimos la sexualidad de esta manera.
  Todo lo que está pasando dentro de nuestra sexualidad se está enfocando cada vez más en su placer y en su exploración. Un par de noches atrás me vi muy sorprendido cuando le pregunté sobre cuál sería el orden que ella le daría a nuestras diferentes disciplinas o prácticas FemDom de acuerdo a sus gustos. Si bien de acuerdo a lo vivido y a nuestras rutinas, podría decir que las cinco primeras no me sorprendieron, pero sí me sorprendió el orden que ella eligió para cada una de ellas. Casi coincidente con el mío, pero cabe aclarar que lo habíamos planteado por separado (quizás sea tópico de otro post y por eso no los estoy enumerando en esta oportunidad).
  Sin bien sus celos son producto de malos ratos entre nosotros en más de una oportunidad, no puedo negar por mi parte que me gusta saberla egoísta, celosa, posesiva, exigente, autoritaria, caprichosa o variable. Ahora con el Contrato está autorizada plenamente a ser también perversa, sádica, bien malévola, autoritaria y provocativa. Todo lo que antes a ella le fantaseaba ser, hoy tiene la posibilidad de hacerlo realidad en la intimidad. Tiene la posibilidad real de ser malísima, de practicar cualquier tipo de torturas, latigazos, arañazos y las bofetadas que están siendo cada vez más comunes en nuestras prácticas. Estoy obligado a estar desnudo la mayor parte del tiempo y a lamerle su sexo no solamente por placer, sino también cuando lo quiere limpio o le pican un poco los bellos de la zona. Los insultos y descalificaciones van tomando mayor frecuencia y por loco que parezca, me encanta que ella sea así de mala, porque sé perfectamente que en ese nivel de maldad, existe el mismo nivel de amor, preocupación y cuidado.
  Les aseguro mis amig@s que El Contrato, ni lo que hagamos en la intimidad nos define a ella o a mí como personas. Tampoco debería ser motivo de juicio, porque no le hacemos mal a nadie. En la más absoluta libertad elegimos probar vivir de esta manera. Ella me gustaba antes de la firma del Contrato y ahora me gusta más todavía. Para nada me suena a amenaza su advertencia de lo mala que puede llegar a ser conmigo ahora que tiene un papel donde accedí a ser su esclavo. Lady Eros puede ser todo lo mala que le venga en ganas y desee ser, que a mí me seguirá enamorando más y más que cumpla esa amenaza.