domingo, 11 de noviembre de 2018

Mi gran lucha interior

  Sábado, otro lindo día para dedicarlo a la escritura, siendo que el clima no se presta para otra cosa y que el partido entre River Plate y Boca Juniors por la primera Final de la Copa Libertadores se canceló.
  Entrando ahora de lleno en el tema que quiero compartir en esta oportunidad, diré que cada cierto tiempo (digamos que dos veces al mes, por hacer un promedio), se producen en mí ciertas crisis o momentos donde se me ocurre replantearme lo que estoy haciendo, si estoy yendo en la dirección correcta, si me estoy olvidando de algo, si hay alternativas mejores y demás cuestionamientos similares que tienen que ver con mi propia existencia.
  Desde que comencé a transitar los caminos del FemDom, vengo lidiando interiormente con dos fuerzas antagónicas. Estas son: el deseo de someterme a la mujer que amo y la masculinidad. No las puedo separar, tengo que saber convivir con ambas fuerzas y no me es tarea fácil. Mucho más difícil se me hace en ausencia de Lady Eros.
  Leyendo sobre el tema y tratando de ver cómo lo manejan otros sumisos, se sabe que para los que están solos o dentro de una relación vainilla con su pareja. La solución más sencilla es visitar a una Ama de pago, permitiéndose así sentir la sumisión en una sesión y una vez terminada la misma, vuelven a su rutina con la falsa personalidad que satisface a la sociedad, pero negándose a ellos mismos. Entiendo la necesidad de hacerlo, pero no lo veo como solución. Por el contrario, siempre el camino más fácil es el económico y más fácil será para quien más dinero tenga. Por lo que el Dominante real de ambos es “El Señor Dinero” y ambos le sirven a él. No lo veo mal, no lo veo bien tampoco, es la opción que a ambas partes les sirve y bienvenida sea la libertad para hacerlo.
  En otros publicaciones ya comenté que a diario tengo que lidiar con la mala interpretación que existe sobre el FemDom. Muchos asumen que el sumiso pierde su masculinidad cuando se someten a una mujer, pero en mi caso, no lo veo así, ni siquiera dándose la posibilidad de la Sissyficación. A la larga todo es un juego solamente, pero la sociedad todo lo clasifica, a todo le pone etiquetas, todo lo estructura. Rosa = Mujer / Celeste = Varón, Pollera = Mujer / Pantalón = Hombre. Son cosas impuestas culturalmente que nos clasifican y nos convierten en seres binarios. Los escoceses visten polleras y no se les cuestiona su masculinidad. Son todas clasificaciones culturales.
  Estimados amigos ¿Ustedes creen en que tenemos un alma? Si la respuesta es positiva ¿Realmente están seguros que nuestra alma tenga sexo? Yo no lo creo, por lo que interiormente pienso que en la medida que más nos vayamos haciendo a esa idea, más fácil será la transición hacia el otro lado del velo cuando finalmente llegue nuestra hora.
  Yo siento que a Mi Reina Lady Eros le gusta convivir y dominar al hombre masculino que soy para ella. Ese hombre guardián y proveedor que le da seguridad y tranquilidad. Pero he visto como se pone mal cuando aparecen en mí reacciones machistas. Lo que me hace ver y confirmar, que a ella como Dominante lo que le gusta y le da placer es despojarme de mi machismo o mi ego masculino, pero eso no significa que quiera despojarme de mi masculinidad. Muy por el contrario, en todo momento me hace saber que la necesita y en grandes cantidades.
  Quizás para ustedes, suene todo muy confuso y contradictorio, no lo sé. Estoy tratando de ser lo más claro que me es posible en este punto. Mi Reina y quien escribe, somos plenamente conscientes que la vida consiste en tomar decisiones. Ninguno de los dos somos de esas personas que nos sentamos y dejamos que se nos escurran los días sin hacer nada productivo. Diría que el no hacer nada por nosotros nos provocaría mucho estrés y gran incertidumbre.
  No puedo, ni debo hablar por Lady Eros, pero creo estar seguro que ella también tiene su lucha interior antagónica. Por lo que la fórmula de nuestra felicidad está en que nuestros opuestos y complementarios se encuentren; ella Dominante y yo sumiso. Como consecuencia de eso, tanto Mi Reina como yo, no podremos satisfacernos completamente a nosotros mismos. No podremos satisfacer a las dos facciones antagónicas que cada uno llevamos dentro. Por ello, es preciso tomar la más sabia decisión y comprometerse luego muy íntimamente con esa decisión. 
  ¿Por qué hablo en el título de mi gran lucha interior? Porque Lady Eros me propuso ser su dominante algunas veces. En el plano de la fantasía, se propuso de la siguiente forma: La Reina salió sola del Castillo y en un descuido fue raptada y ultrajada por uno de sus esclavos. Por más de tres días le di mil vueltas al asunto. Le busqué todas las formas posibles de poder satisfacer esa demanda que ella me estaba manifestando y siendo mi deber consentirla para que se sienta contenta; lo intenté. Realmente lo intenté, pero esta mañana tuve que renunciar a esa posibilidad. Lo que finalmente derivó en una pequeña crisis entre ambos, que a las pocas horas se superó, pero al momento de escribir estas líneas, no estoy seguro de saber si ella está dolida por mi negación o resistencia.
  Su fantasía estuvo muy bien propuesta. De más está mencionar su originalidad, pero pasa que el esclavo que ella pretende que la secuestre y la ultraje, es el mismo que esclavo que la adora y la ama con gran locura. Le comenté que, a los segundos de creerme su poseedor, ya estaría viendo como convertirla nuevamente en mi objeto de adoración y cuidados, a los minutos ya me tendría nuevamente postrado a sus pies y entonces su fantasía se caería a pedazos, provocando frustración en ambos ante el fracaso.
  Me llevó muchos años poder despojarme de mi orgullo masculino. Aún así no soy todavía lo suficientemente humilde como permitirme ser un digno sumiso de Lady Eros. Cuando ella ya esté en persona a cargo de mí, supongo que lo queda por pulir será más fácil. Ella ira satisfaciendo mis deseos de sumisión, entonces mi orgullo y ego masculino irán doblegándose ante ella, apoderándose así de mi voluntad.
  La sumisión es un deseo, pero soy consciente que también es una decisión. En pleno estado de libertad, deberé poner mi voluntad al servicio de Mi Amada, para vencer al opositor que existe y se resiste a que sea feliz. Lo hace sembrando dudas, desvalorando las cualidades de Mi Reina y demás cosas por el estilo. Nuevamente pienso que Lady Eros en su propia lucha interior, también tendrá esa voz opositora que me estará poniendo en dudas y cuestionando en todo lo que tiene que ver con mi rol siendo su compañero masculino. 
  Quedó claro para ambos, que somos responsables de forma independiente de lo que firmaremos próximamente en nuestro Contrato D/s. De mi parte creo estar bien seguro de mis deseos de sumisión. Diría que son deseos que han ido creciendo y tomando mucha más fuerza con el correr del tiempo. Desde que conocí a Lady Eros, no vi otra opción que rendirme a mis deseos de sumisión, no quiero tener tan siquiera que pensar en luchar contra ellos. Es más, cuanto antes se afiancen y se consoliden esos deseos en mi personalidad y cuando antes comience a vivir plenamente el FemDom y la sumisión, mucho antes podré gozar de los placeres que la verdadera sumisión aporta.
  Hoy le supliqué a Lady Eros que me ayude en todo lo mucho que me queda por hacer y supongo que en esa interacción; el amor, la dedicación y la paciencia alimentarán muy positivamente su rol de Dómina a mi lado y como tal su empoderamiento crecerá con gran fuerza. Lo que luego se proyectará positivamente y se retroalimentará constantemente a lo largo de nuestra relación.

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