miércoles, 11 de julio de 2018

Mi próxima Ceremonia de Iniciación


  Luego de algunos meses de inactividad en el Blog, vuelvo con alegría y digamos que con las energías renovadas. Todo esto gracias a “Lady Eros”. Si bien ya llevamos un tiempo de conocernos, fue un poco difícil volcarlo todo aquí en el Blog.
  Ella me conoció y me descubrió gracias al contenido acá publicado. Pero desde ese punto inicial, avanzar y consolidar progresos en la relación llevó tiempo y largas horas de charlas por teléfono o en encuentros personales, correos, mensajes y todo lo que estuvo a nuestro alcance para conocernos y acordar las bases para escribir nuestro primer Contrato FemDom o de Sumisión.
  Con el Contrato terminado y listo para ser firmado; Mi Reina “Lady Eros”, tiene en mente para nuestra primera vez, una Ceremonia Inicial o Ceremonia de Iniciación. En dicha ceremonia, yo deberé entregarme libre y voluntariamente a quien ya es y lo será mucho más desde entonces “La razón de mi vida”. Tengo plena conciencia que para ambos habrá un cambio de estado muy importante. Ya acordamos las metas y los objetivos de nuestras fantasías, como así también los de nuestra relación cotidiana. Todo esto adecuado y explayado en nuestro Contrato de Sumisión.
  Volviendo a lo que queremos vivir en la ceremonia en sí, diré que está probado que la sumisión no es para nada una invención de estos tiempos. El dolor y el sufrimiento son elementos cotidianos en la vida humana. Es cierto que podemos en gran medida evitarlos. En parte es una cuestión de elección el cómo queremos vivir. Para muchos el castigo y la disciplina son una forma de amar, ya que se trata de transmitir una voluntad (positiva), con la intención de verla germinar en la pareja, los hijos, el alumnado, los empleados, el equipo deportivo o lo que fuera.
  Para la ceremonia, sé que debo demostrar a “Mi Reina Lady Eros”, que mi cuerpo y mi mente serán dedicados a Su voluntad. No me estoy entregando a un ideal, un país o una religión, tampoco lo hago porque me haya vendido por dinero. Todo eso lo haré, porque estoy convencido que es la forma más elevada de entregarme a quien amo.

¿Cómo visualizo el momento de mi entrega en esa ceremonia?
  Acorde al mobiliario y el lugar que disponemos, supongo que todo lo haremos en el dormitorio principal. Dormitorio que le pertenecerá a Mi Reina a partir de la firma del Contrato (como así también todo el resto de la vivienda). Preparé una mesa auxiliar con el documento listo para la firma, quizás algunas velas (que serán lo único que ilumine la habitación). Habrá también en esa mesa, un collar con una correa, pero no estarán unidos, quizás ponga alguna toalla húmeda o algún tipo de fusta. También habrá algún consolador, vendas para los ojos, cuerdas o esposas. Por si acaso, previamente prepararé ataduras desde cada extremo de la cama. 
  Mi vestimenta será un slip que será del agrado de Lady Eros para dicha ocasión. Conmigo solo llevaré una flor; para que quede claro y sin lugar a dudas que estoy ofreciendo mi cuerpo en ese ritual.
  Doy por descartado que de mi dependerán casi todos los preparativos de la ceremonia. Incluso hasta pensé en la posibilidad de vestir y asistir a Mi Señora en lo que ella pudiera demandar al momento de bañarse, vestirse, peinarse, etc.
  Con sólo imaginar todas esas situaciones mientras estoy escribiendo, siento como mi corazón late más fuerte, como si quisiera hacerme saber que está muy vivo y anhelante de vivir al detalle todo lo que mis fantasías imaginan.
  Al iniciar la ceremonia supongo que estaré sentado al centro de la mesa y en el suelo con los brazos caídos al costado del cuerpo, mostrando las palmas a Mi Señora que estará a un costado mío o del otro lado de la mesa.
  Siendo yo el sumiso, supongo que lo ideal sería que ella comience la ceremonia. Quizás después, sea yo quien deba leer la totalidad del Contrato (que a la fecha consta de unas trece páginas). De estar de acuerdo firmaremos, ofreceré mi flor, probablemente ella me regale un beso y a continuación creo que ambos volveremos a las ubicaciones anteriores y más o menos me imagino el siguiente dialogo:
  Lady Eros: Mío, habiendo firmado el Contrato de Sumisión estando plenamente libre y gozando de tu propia voluntad quiero hacerte saber que estarás sometido como mi esclavo, mi siervo o la condición que se me ocurra asignarte mientras el Contrato de Sumisión se mantenga en vigencia ¿Aceptas cumplir con los roles que mi voluntad imponga?
  Mío: (con la cabeza gacha diré) Sí Mi Reina, lo acepto con gusto y daré lo mejor de mí por complacerla.
  Lady Eros: Acorde a tus palabras, prometes solemnemente que darás de ti cuanto yo demande. Sometiéndote totalmente y sin trabas a mi disfrute mientras dure el Contrato.
  Mío: Sí Mi Reina, me comprometo a obedecerte inmediatamente, sin reserva y sin vacilación en lo que me pidas. Demostrando mi agradecimiento, tratando de verme bien a tus ojos y gracioso a tus oídos.
   En ese momento imagino que Mi Reina se acercará a mí, levantará mi barbilla y dirá algo así:
  Lady Eros: Desde este momento seré Tu Reina, Ama y Señora. Seré tu dueña y vos mi esclavo. Tu cuerpo es mío, tu boca es mía, tu pene y tu culo son míos. Vas a servir a mi voluntad, a mis palabras y a mi placer.
  Mío: Sí Mi Reina, eres mi dueña, soy tuyo, soy tu esclavo. Mi cuerpo a partir de este momento es tuyo, mi boca es tuya, mi sexo es tuyo. Tu voluntad es la mía, tus palabras serán mis órdenes y serviré a tu placer.
  Terminada esa declaración verbal de nuestras voluntades, no puedo imaginarme bien lo que ella hará exactamente. Pero sí visualizo que tomará la flor que elegí; la contemplará por un rato, para luego pasar destrozarla pétalo por pétalo y dejándolos caer frente a mis ojos que tendrán la vista puesta en el suelo. Y entonces dirá algo parecido a esto:
  Lady Eros: Mío, de la misma forma que he hecho uso de esta flor a mi antojo, de la misma forma haré uso de ti. Ahora quiero que te desnudes por completo y vuelvas a arrodillarte ante los pies de tu Señora y con las manos unidas atrás y las piernas levemente separadas.  
  Será entonces el momento en que ella pondrá mi primer collar.
  Lady Eros: Mío, usarás este collar siempre que te lo ordene.
  Con mi ropa interior tapará mi boca y luego vendará mis ojos
  Lady Eros: Podrás hablar cuando yo te lo permita, ahora quiero que me muestres de qué forma tu cuerpo se dispondrá para mi placer.
  Me imagino que en ese momento me inclinaré hacia adelante y ella podrá disponer de mí como le plazca. Puede que quiera ponerme un consolador por el ano, jugar con mi pene o testículos, no lo tengo claro todavía. Pero sí me imagino que luego de eso, me querrá completamente postrado y estirado en el piso. Panza arriba o panza abajo, no importa, porque estoy privado de la vista, pero sí sentiré el talón de su bota clavarse en mí. Puede que hasta reciba una lluvia, no lo sé y no me animo a arriesgar, porque Lady Eros estando en esos niveles es algo impredecible, pero si tengo bien en claro que en el futuro ella no querrá que acepte a otra Señora más que a ella y que solo a ella deberé rogar para poder recibir lo que esté necesitando.
  De equivocarme o hacer algo mal en la Ceremonia de Iniciación, seguramente será el momento de recibir mi primera corrección disciplinaria, como ser algunos chirlos o azotes. Pero si todo lo hago bien; pondrá la cadena al collar, quitará las vendas de mis ojos y el calzoncillo de mi boca. Me llevará a la cama. Ahí seré inmovilizado o atado por primera vez y entonces será Mi Reina quien decidirá si recibir o dar placer. Todo eso dependerá de cómo lo haya hecho yo hasta ese momento.
  Mis querid@s amig@s, así me imagino nuestra Ceremonia de Iniciación. Ojalá tenga la oportunidad de vivirla muy pronto y si así se dieran las cosas, prometo compartir la experiencia y juntos comprobaremos que tan lejos o cerca estuve en esta visualización, sueño, fantasía, predicción o como quieran llamarlo.
  Gracias a tod@s por el tiempo dedicado en la lectura y será hasta la próxima entrada.

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