Ambos cambiamos
mucho en este tiempo, aprendimos a valorarnos más y nos dimos cuenta que uno
sin el otro no es otra cosa que un autómata hundido en una rutina vacía de
aquellas cosas afectivas y placenteras que le dan verdadero sentido a la vida y
nos hace sentirnos vivos, humanos y felices.
Ninguno de los dos
podía encontrar la justificación a la separación, ambos teníamos razones y
motivos propios que nos ataron a lugares diferentes por aquellos días. Pero no podía ser que esas
ataduras no se cortaran con la fuerza de nuestro amor. Por eso previamente a nuestro reencuentro, ambos sabíamos que uno de los iba a terminar cediendo.
Desde que Mi Reina
fijo fecha para el vuelo, yo sabia interiormente que a este esclavo ya no le
quedaba mucha más libertad. Si bien es importante aclarar que una vez más había
sido yo quien ahora no solo planteaba el cambio de roles, sino que aumentaba la
apuesta y propuso comenzar una relación de FemDom.
Mi Reina como es tan
característico en ella, puso todos los NO y manifestó todos sus temores, yo
haciendo trabajito de hormiga, nuevamente le mandé material de Internet para
que se instruyera, manuales, relatos y las experiencias de otros matrimonios. Por
suerte con cada carta y cada artículo que le mandaba, en ella se fue haciendo más
a la idea de que encajamos perfectamente en los cánones del FemDom.
Yo ya había tenido
pruebas suficientes que ella no nació para ser sumisa, muy por el contrario gran
parte de su vida vivió oprimida y necesitaba liberar su Domina interior y ser
la leona que siempre soñó ser. A mí también me pasó algo por el estilo, pero en
sentido inverso, toda mi vida fui un rebelde, un renegado y creía que era un
buen momento para que alguien me ponga en caja y Mi Reina ya había mostrado
varias señales que le sobraba talento para hacerlo.
Interiormente ambos
sabemos que el FemDom es un canalizador súper importante para que en la fantasía
logremos experimentar lo que no podemos o nos cuesta ser en la vida cotidiana,
que nos da la posibilidad de lograr un hermoso equilibrio entre el mundo real y
el mundo de los sueños y las fantasías. Así fue que poco a poco cada uno se fue
tratando de amoldar a su nuevo personaje interior. Cada correo que nos mandábamos
era una demanda de lo que cada uno quería y de los elementos de tortura
necesarios (en realidad placer), del vestuario, de la escenografía, etc.
Ambos con mucho
esmero fuimos poniendo lo que a cada uno le correspondía, yo ya tenía listo mi
humilde departamento como si fuera un palacio, traté de cuidar hasta el último
detalle, para que ella comprobara que además de ser un buen esposo y amante,
puedo serle un muy buen sirviente.
Así llegamos al tan
ansiado día del reencuentro en el aeropuerto. Ella se había cortado el pelo
bien cortito, que por cierto le queda muy, muy lindo y fortalecía esta nueva
faceta de su personalidad, nos dimos un beso tan intenso y un abrazo tan
sentido que jamás lo olvidaré.
Llegamos al
departamento y no pasó un minuto que empezamos a besarnos con locura y a
franelearnos. Ya estaba pactado que las dos primeras veces que hiciéramos el
amor sería todo muy vainilla, para lograr relajarnos, conversar y decirnos
personalmente todas las cosas que teníamos reservadas en el corazón por tanto
tiempo.
La primera función
de FemDom para ambos, sería después de la cena. Ella ya había seleccionado la
indumentaria para la ocasión, iba a estrenar el corset de cuero que le había
comprado, medias, portaligas y por supuesto botas. Mi Reina ahora se veía como
una Diosa inalcanzable.
Luego de que la
hubiera ayudado a vestirse y que todo estuviera en su lugar, me mandó desnudarme
por completo y decidió comenzar a depilarme todo, incluso mis genitales, mi
pecho y axilas. Todo esto se hizo en la ducha y con espuma de afeitar. Terminada mi
depilación me ordenó ducharme para sacarme toda la espuma y el bello que había
quedado pegado en el cuerpo.
Cuando salí de la
ducha Mi Reina ya era otra mujer, me mandó secarme y luego desnudo tuve que
besarle sus botas, luego fuimos hasta el colchón que estaba en el piso y ahí le
tuve practicar sexo oral por un tiempo bastante largo, hasta que logró acabar. Eso
es algo que a mí me apasiona. Para mi, su sabor es uno de los manjares más
deliciosos que puede haber y por suerte, según ella cada vez lo hago mejor. Que lo diga ella,
es todo un gran honor para este humilde servidor.
Después fue mi
turno, me vendó los ojos de manera tal que no pudiera ver nada, me mando
ponerme panza abajo y con sus manos comenzó a hacerme un delicioso masaje que comenzaba
por la espalda y bajaba prestando especial atención a mi cola, como si fuera
una escultora buscando inspiración antes de comenzar su obra de arte. Se
mostraba afectiva en sus caricias, pero habían largos silencios, lo que hacia
que la adrenalina comenzara a sentirse cada vez con más intensidad. Hasta que
me dijo: "¿Realmente estás dispuesto a complacerme y regalarme tu colita?" – "Si mi
amor", es todo tuyo le respondí. Eso se convirtió en la señal de partida para
ella.
Uno a uno comenzaron
a desfilar los distintos dilatadores anales. Los más chiquitos primero y después
los más respetables, con cada uno se tomó su tiempo, hasta que ella no sentía
que entraran y salieran sin ninguna dificultad no pasaba al siguiente.
Pasó un largo tiempo
jugando con todos hasta que a su criterio ya lo considero lo suficiente bien
dilato. Sería el turno del Dildo Azul, un juguete bastante respetable y que ya
me lo había hecho probar por Skype después de haberlo comprado. Con el dildo en
su lugar me sacó las vendas y me mando cogerla, al altar de Mi Reina estaba
sumamente húmedo y caliente, como pocas veces lo había sentido, con sus
movimientos podía comprobar que también estaba hambriento. Y estaba yo,
atendiendo con esmero a Mi Reina mientras tenía un dildo en mi culo. "Todavía
no acabes" me ordenó "que tengo más para vos".
Llegó el debút del
nuevo arnés; El más largo y grueso de todos los que tenemos. En el primer día
Mi Reina estaba dispuesta a darme con todo, me mando chuparselo y luego ponerme
en cuatro. Estaba muy deseosa y dispuesta a usarlo, porque esta vez en ningún
momento me quiso consultar nada. Se notaba que yo no tenía salvación, ni
escapatoria a pesar de no estar atado.
Me saco el dildo, lo
volvió a meter un par de veces más y luego comprobó que eran casi del mismo diámetro
que la pija imponente de su arnés, pero con la diferencia que el dildo tiene
menos de la mitad de largo y es cónico. Me hizo sentir la cabeza de su flamante
pija y me la saco, puso un poco de lubricante y de nuevo embistió un poco más
adentro, la sacó nuevamente puso lubricante y repitió la misma operación.
Todo lo hacía con
mucho cuidado, porque cuando la sacaba, un par de veces sentí que revisaba la
zona de trabajo cerciorándose que todo estuviera bien. "¿Te la querés comer toda
esta noche o lo dejamos para más adelante?" Me pregunto. Por fin mostró algo de
humanidad y compasión para conmigo. Pero ambos estábamos tan excitados que no
pude responderle y moviendo mi culo hacia ella, como queriéndome meter yo mismo
su pija más adentro, se dio cuenta que mi respuesta era afirmativa. Entonces me
tomó con firmeza de la cintura, como buscando anclaje y desde donde yo había
llegado, ella se aseguro de que entrara toda. "Ya está toda adentro" Me
dijo y como yo no daba crédito a sus palabras, me hizo comprobarlo con mis
propias manos.
Luego de mi
comprobación me la sacó y me dijo "Ahora te toca a vos, quiero que me des duro, duro y me llenes toda". Se imaginaran que sus deseos son órdenes para
mí y al no poder ser de otra manera, cumplí.
En lo personal, yo
no podía creer, que en el primer día de los doce que iba a estar conmigo, ya me
había presentado al más grande de todos sus amigos.
Cuando se desata, es
“Mi Reina” y la amo por todo eso que me hace sentir.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario