domingo, 19 de enero de 2014

Superando las barreras sexuales

  Cualquiera de nosotros sabe que el sexo es una de las cuestiones más importantes en la vida física del ser humano y es también uno de  los temas que más conflictos produce. Hay quienes van más allá todavía y consideran al sexo como una actividad muy cercana a lo espiritual.
  En ambos casos considero que no debe ser algo que debamos ocultarlo, sentirnos incómodos, mucho menos avergonzarnos al conversar sobre estos temas. No puede ser que lo limitemos simplemente a la procreación y a conservar la especie. Ideas que les fueron impuestas a nuestros ancestros por generaciones. Tampoco podemos ser tan básicos y simplemente reducirlo a un mero instrumento de placer que hasta se puede comercializar.
  Si bien no existe manera de medir el deseo sexual que puede tener una pareja, ni una fórmula mágica de potenciarlo. Se entiende que una pareja aparentemente sana, debería tener una apetencia sexual normal, que le permita a ambos vivir y sentirse bien, ya que todo ser humano busca placer, ser deseado y lo lógico sería que también sepa darlo o admirarlo.
  La disminución o falta de deseo sexual se experimenta como un desinterés o una falta de ganas de querer tener un contacto sexual, hasta incluso de no necesitarlo. Esto puede incluir la falta de ganas de masturbarse y/o falta de excitación ante estímulos de alta carga erótica.
  La disminución del deseo sexual en la pareja, es una de las situaciones que generalmente se presenta en una forma silenciosa y progresiva. Que poco a poco se va convirtiendo en un problema explícito que se trata de justificar como un precio normal a pagar debido producto de la convivencia.
  La disminución o falta de deseo sexual, es causal de mucha incomodidad en quien la sufre, porque va deteriorando la autoestima y así se convierte en la causa más frecuente e importante de las crisis maritales que generalmente afecta más a las mujeres, que a los hombres.
  Esta disminución del deseo, anteriormente se daba en parejas mayores de 40, pero según algunos estudios, este problema se está dando de manera cada vez más frecuente en parejas jóvenes.
  Las razones por las cuales, el deseo sexual disminuye o simplemente desaparece, en uno o en ambos integrantes, puede ser atribuido a múltiples y numerosos causas, tales como: problemas psicológicos (depresión, ansiedad, estrés, abulia, apatía, baja autoestima, duelos, jubilaciones), disputas conyugales permanentes o falta de comunicación entre la pareja, infidelidad, los “tabúes”, mitos y creencias religiosas o una educación restrictiva (donde se ve el goce del sexo como un pecado), el desempleo o los problemas laborales, inestabilidad económica y habitacional, trastornos hormonales (menopausia, disminución de estrógenos o de testosterona), enfermedades (diabetes mellitus, hipertensión, cáncer), alcoholismo, tabaquismo, fármacos o medicamentos (antihipertensivos, tranquilizantes, esteroides, antidepresivos, anticonceptivos, quimioterapia, etc.), drogas  (cocaína, heroína), embarazo,  disfunciones sexuales (disfunción eréctil, eyaculación precoz), miedo a las enfermedades de transmisión sexual (SIDA, VPH), traumas (violación, abuso infantil)
  Existen otras barreras o interferencias sexuales que son poco tenidas en cuentas y más allá de que exista amor, impiden una vivencia positiva de la sexualidad, siendo estas  capaces de impedir o interrumpir el acto sexual. El Dr. Ender Boscan Salas, Medico Sexólogo, plantea que estas situaciones o conductas se comportan como repelentes, porque impiden la actividad sexual tanto en parejas estables, como en personas que están intentando algún contacto o posibilidad de relación. Así el Dr. Boscan introduce el concepto de los repelentes sexuales: “Hay conductas y situaciones que pueden interferir en el buen desenvolvimiento del coito, y disminuir o evitar el acto de la función sexual de la pareja, o limitar el acercamiento de aquellos entre los que hay primera atracción”. Estos factores que interfieren en el deseo sexual, se pueden clasificar en factores internos o propios del individuo y hay otros factores que son externos, es decir que están por fuera de la pareja.
  Pero la idea de esta nota, es trabajar sobre los factores internos, aquellos que dependen propiamente de cada uno y en los que debemos ser cuidadosos:
  • El mal aliento: Conocido medicamente como halitosis, siendo esta una de las causas más frecuentes por la cual dos personas que se gustan y se atraen, no se besen, e inclusive que no haya acercamiento. En ocasiones el rechazo es tan importante que no permite que ocurra el contacto sexual. Dentro de las causas de halitosis, se encuentra la mala higiene bucal, enfermedades de la cavidad oral, tales como caries, y enfermedades del aparato gastrointestinal.
  • El mal olor corporal: Evidentemente este factor provoca un gran rechazo en la pareja, y está relacionado directamente con la higiene personal. Es frecuente el desagradable y mal olor de las axilas, de los pies y de los genitales, que son las zonas que más transpiran. Además de tener secreciones que le son propias, la intensidad del mal olor puede ocasionar un rechazo total al contacto sexual.
  • Las flatulencias y los eructos: No provocan rechazo solamente por el ruido que ocasionan, sino por el olor característico del flato. Su causa primordial son los trastornos gastrointestinales. Ahora es importante señalar, que también la vagina puede producir ruidos durante el acto sexual “vagina sonora” y esto también provoca que se disminuya el deseo sexual.
  • Ropa interior inadecuada: El diseño y el color de la ropa interior puede resultar un gran atractivo. Para ello es importante conocer los gustos de nuestra pareja, buscar innovaciones en el vestuario visitando lencerías, porque dentro de los juegos sexuales, la ropa interior juega un papel muy importante, al igual que la apariencia personal.
  • Las palabras: Hay que tener mucho cuidado con lo que se dice, tener un fino vocabulario y usar las palabras que contienen un alto contenido erótico son un arte, hay que decirlas solamente en el momento apropiado. Nunca debemos confundir los nombres, ni tampoco comparar situaciones con el pasado, ni sacar en cara el pasado de la pareja, el ofender continuamente o demandar cosas de manera injusta son causas para que la pareja poco a poco se vaya distanciando y se produzca un vacío tanto amoroso como sexual.
Fuente
  Stimol

Pegging

  Creo que ampliar nuestros conocimientos y de esa forma nuestra capacidad cultural, debería ser algo a lo que deberíamos dedicarnos de manera frecuente. De esa manera lograríamos hablar con más propiedad o entender más rápidamente la información que recibamos, sobre todo de aquellos temas que nos interesan. En este caso el FemDom.
  Por eso, desde mi ignorancia voy transmitirles un ejemplo de lo que he aprendido hoy a partir de contemplar un simple dibujo.

  Como describir apropiadamente lo que vemos: Hay un hombre desnudo apoyado en sus cuatro extremidades y una mujer de rodillas detrás de él portando un arnés con consolador. Lo que esta mujer pretende hace es penetrar el ano del hombre con el consolador y a esta práctica sexual se la llama “Pegging”. Que básicamente consiste en invertir quién da y quién recibe la penetración en una pareja heterosexual.
  Charlie Glickman y Aislinn Emirzian, autores de un libro sobre el tema, dicen que un hombre al ser penetrado cambia su apreciación sobre el sexo. Ya no es algo que sucede fuera de él. La penetración, experimentar el sexo literalmente de forma interna, le permite crear un ambiente de empatía con la mujer. Glickman y Emirzian aseguran que para los hombres exclusivamente penetradores, la experiencia es externa.
  A esto se suma que un hombre al ser penetrado valora más los momentos previos al coito ya que entiende la importancia de darle tiempo al ano para que se relaje, se dilate y pueda recibir un dildo; la misma experiencia que vive una mujer antes de la penetración.
    Hablando del Pegging, Valentina Pérez Botero publicó el 16 de septiembre de 2013 lo siguiente: 
  "El hombre va a estar contra la pared y concentrado en su ano. La extremidad que, de forma convencional, le servía para penetrar a la mujer desplazará su función: no estará de frente ni de lado buscando alguna cavidad del cuerpo femenino sino que ella tendrá un dildo –en arnés o en la mano– que encontrará el hueco inferior de él…
  A quienes lo han experimentado, y expertos en la materia, aseguran que además de expandir el placer masculino a través de la estimulación de la próstata –a la que se tiene acceso por el ano– tiene consecuencias directas en la pareja.
  Esta nueva tendencia tiene que ver tanto con una apertura masculina, en dejar de asociar la penetración anal con la homosexualidad; a un cambio en la mujer, el disfrute de la sexualidad desde la postura de perpetradora de la penetración, y un cambio social que demuestra más importancia en el placer sexual que en el desempeño."


Placer físico
  El placer físico de la mujer en esta práctica se obtiene a través de una estimulación directa de la base del consolador con la vulva y en el caso de usar un consolador doble, mediante penetración vaginal. Muchas veces la mujer puede hacer uso de un segundo vibrador que por lo general se ubica entre el consolador y su clítoris.
  Por su parte, el hombre recibe un estimulo directo por medio de la penetración anal y la estimulación de la próstata. Algunos hombres disfrutan masturbándose (o siendo estimulados manualmente por su pareja) durante el pegging.

Placer psicológico
  Si hablamos de FemDom, hay otro placer no menor si lo vemos desde el punto de vista psicológico y es la dominación femenina, sobre la sumisión masculina. Por eso es muy frecuente que en los juegos de roles o cambio de roles, la mujer culmine penetrando analmente a su compañero.

Mi experiencia personal
  No voy a negar formar parte de aquellos que opinaba sin haber probado, que jamás me prestaría a algo así. Hasta que como muchas veces pasa, las cosas entran primero por los ojos y luego de ver una película donde dos chicas penetran a un hombre. Sabemos que las películas pueden ser muy diferentes a lo que sucede en la realidad, pero parecía que los tres lo estaban disfrutando a lo grande.
  Así fue que un día se lo propuse a “Mi Reina”, decidimos probar, nos gustó a ambos y desde entonces lo incorporamos a nuestras prácticas sexuales, logrando aumentar de manera considerables nuestra capacidad de dar o recibir placer. 

La cultura machista
  Como en todas las cosas, existe la oposición y en este sentido, el pegging podría parecer ofensivo para algunas parejas, las cuales aún consideran este tipo de temas como prohibidos o cosa de homosexuales. Esto se da mayormente o especialmente entre los hombres, debido a la cultura machista.
  Sin embargo existen cada vez más parejas que buscan explorar su sexualidad más a fondo, descubrir nuevas formas de erotismo y de placer. Debido a eso cada día son más los que van tomando distancias de las más cerradas culturas machistas.
 
Fuentes
  Wikipedia
  Valentina Pérez Botero - @vpbotero3_0