lunes, 24 de diciembre de 2018

El agente penetrador fue penetrado

  Días atrás Mi Reina publicó en su Blog lo que para ella fue nuestra Quinta Sesión bajo el título de “Sounding, el estreno”. Y digo para ella, porque en lo personal creo que fueron varias más, siendo que siento haberme entregado a ella sexualmente de muchas formas diferentes, pero sí he de reconocer que sin el marco estricto de comienzo y final que caracterizan a las Sesiones FemDom o BDSM.
  Lady Eros se encuentra mucho más afianzada y cómoda en su rol de Dómina, sus creaciones y puestas en escena son algo que perfectamente podría ponerlo al nivel de una Mistress profesional. Es como si estuviera en su propia naturaleza genética o como si lo llevaría en la sangre. Su Playroom día a día luce más equipado y va tomando toques de su personalidad. Lamentablemente me están incumpliendo con dos de los muebles que tengo encargados desde hace tiempo, pero que por una razón u otra todavía no están terminados.
  Para esta sesión en particular de la que estamos hablando, yo debía entrar bañado a su Playroom, mientras salía de la ducha, Mi Reina me ordena estar postrado frente a su trono en cinco minutos.
  Traté de ponerme en situación lo más rápido posible, a veces me cuesta mucho salirme de la rutina y los problemas que el trabajo o la vida cotidiana nos pone sobre los lomos. Esa es una de las grandes barreras que podría reconocer que tenemos. No ella, sino yo, pero por suerte esa noche salió todo bien.
  Me colocó el collar y recibo la orden de besarle completamente las piernas, primero fueron besos suaves, pero al poco tiempo debía lamerlas. Entre besos y lamidas no sé cuanta saliva le ofrendé. Estando sentado, una de sus piernas descansaba sobre mis hombros mientras atendía la otra. Cada tanto sus tacos se clavaban con fuerza en mi pecho y yo trataba de mantener mis ojos para no ver la cara satisfacción y vicio que Mi Reina suele tomar al sentirse bien atendida.    
  Ella había elegido una música muy particular para la ocasión que nos acompañó muy bien.
  Terminada esa primera parte, ella me hace saber que en esta sesión en particular tendría permitido el uso de las palabras de seguridad. Tratamos de nos usarlas para que ella pueda manejarse con más confianza en el percibir por ella misma los límites o alcances de cada sesión, sin que yo pudiera interferir demasiado en lo que ella espera vivir o alcanzar.
  Ella me había advertido que el tópico del día sería trabajar en el sounding y que siendo una experiencia completamente nueva para ambos, la comunicación sería de valiosa ayuda, ya que ninguno de los dos tenía intensiones de cometer errores y que algo saliera mal.
  Me cubre la cabeza completamente con una máscara del tipo de lycra completamente ciega, se respira con una pequeña dificultad a través de ella, pero sin lugar a dudas que eso aumenta la intensidad de la sesión. Como bien dice Lady Eros en su relato, mi única posibilidad de verla sería a través de mi mente, ya que dicha máscara cuenta como un doble antifaz que anula toda posibilidad de ver al exterior. 
  Me ordena luego ponerme de pie y extender mis brazos hacia los lados (Antes de hablarme del sounding, Mi Reina me había comentado que iba a volar muy alto), entonces fue que me dijo que, para poder volar, necesitaría alas. Sentí como con sus uñas abriendo surcos en mi espalda, lo hizo en tres oportunidades y el ardor fue muy duro de soportar. Adivinando ella que tenía esa sensación, tomó un hielo y lo fue pasando por sobre los trazos que había hecho en mi espalda. “Te obsequié unas hermosas alas rojas” dijo, o algo muy similar a eso.  
  Lo siguiente fue recostarme en la cama, excitó mi pene y con un cordón lo estranguló conjuntamente con mis testículos, la atadura se sentía firme y parecía que mi socio ya estaba listo para ser sacrificado. Previamente se aseguró de excitarme lo suficiente como para que lograra una sólida erección. Una pausa no muy larga y siento como la sonda lubricada comienza a abrirse paso por mi ciclope.
  Estoy buscando palabras que puedan describir la sensación, pero no las encuentro. Sería como estar eyaculando en todo el momento que la sonda va subiendo y bajando dentro de uno. Es placer y es dolor, pero la intensidad de la sensación va en constante crecimiento y llega un momento en que se vuelve insoportable. Se comienza a sentir como un ardor parecido al que se siente cuando nos ponemos desinfectante en una herida. Involuntariamente comienzo a retorcerme y a contorsionarme. Trato de no hacer uso de las palabras de seguridad esperando a ver que Mi Reina por ella misma descubra mi estado, pero no, no aguanto más y digo “amarillo”.
  Sin perder un instante Lady Eros detiene el sondeo y el alivio llega inmediatamente. Me cuesta un poco recuperar la respiración normal y salir del trance en el que me encuentro. Siento sus besos y caricias por sobre la máscara y se asegura que esté bien. Quita el cordón y suelta mis manos que se encontraban atadas (detalle que me olvidé mencionar y que se dio al momento de acostarme en la cama).
  Acostumbrarme a la luz me lleva un tiempo, pero antes de que perdiera mi erección siento como Mi Reina se apronta a montarme sin piedad. Me ordena que acabe, pero no puedo, menos en esa posición. Entonces ella decide facilitarme más las cosas sentándose en su trono y ofreciéndome a la vista su hermoso culo en posición de perrito. Siento que la excitación y la fuerza se recuperan y ahora si es mi eyaculación la que está subiendo con la fuerza de un volcán y se va abriendo camino por el conducto ya dilatado. Nuevamente se siente dolor y placer, pero trato complacer a mi amada ofreciéndole lo mejor de mí. 
  El silencio, la calma, la recuperación se van apropiando de nosotros. No doy crédito a la experiencia que había acabado de vivir. La satisfacción de descubrir y vivir lo nuevo, de haber superado la prueba. Y eso lo digo con humildad, apenas fue un primer contacto con la sonda de menor diámetro, pero logré prestarme a la prueba y salir de ella.
  Creo importante comentarles los efectos o las consecuencias del después. La primera orina fue un poco dolorosa, en la segunda apenas una molestia y al otro día me sentía completamente recuperado, sin molestias ni dolores de ninguna clase.
  Quienes sigan el Link y lean la versión de Lady Eros, tendrán las dos visiones de lo que fue la misma sesión. Si bien su relato está cargado de muchas más imágenes y una descripción excita de lo vivido.

Noche Buena


martes, 27 de noviembre de 2018

Todavía no soy suyo


Pareciera que no tengo suerte en el amor
Cuando finalmente encontré a la Dómina apropiada
El destino o la vida me la alejan
Duro tuve que pelear para volver a ella

Pero la adversidad no descansa
Mi amor por ella está constantemente a prueba
Todo hace que valga mucho para mí
Y su cotización aumenta a diario

Está bien que así sea
Una Diosa de su calibre no debería estar al alcance de cualquiera
Por suerte ella sabe de mi existencia y me mantiene motivado
A diario me enseña los rituales de su religión

Ella es la única mujer por la que quiero ser tocado
Sé de su pasión asesina y que es demasiado para mí
Tan salvaje, tan libre, tan lejos de lo que soy
Mi único consuelo está en ver su cara cada vez que sueño

Ahora tengo una fotografía junto a ella
Cuánto deseo ser su hombre elegido
Aunque eso no tiene demasiado sentido
Todos los hombres a su lado parecen niños

Lady Eros tiene estilo, dones únicos y poderes
Está completamente envuelta en misterios
Que ni en toda mi existencia podría descubrir
Ojalá algún día se atreviera a poner su dolor en mí






domingo, 25 de noviembre de 2018

Violencia


Por amor


En el psicólogo


Enseñanzas


Ser la minoría


No está mal ser diferentes

  Ya casi terminando un fin de semana que estuvo cargado de experiencias de todo tipo, se me ocurrió escribir sobre lo duro que es ser parte de la minoría, y lo haré en todos los sentidos posibles, es decir: en la sexualidad, en la religión, o incluso, como inmigrante en un país extranjero por un lado y a su vez siendo considerado como un desamorado por alejarse de la familia y amigos, al buscar mejores horizontes.
  Arrancaré diciendo que tanto Lady Eros como quien escribe, estamos plenamente convencidos que es mejor luchar duro por ser felices en esta vida, que aspirar cobardemente a serlo en la venidera.
  Ayer Lady Eros, en un día que debía ser especial para ella, de comunión, paz y alegría, terminó envuelta en desaprobaciones, cuestionamientos íntimamente relacionados con viejas ideas culturales, religiosas, patriarcales y por supuesto machistas. Donde a ella se le quería quitar toda posibilidad de libertad, autonomía y lo más importante, negarle el empoderamiento que podría tener a mi lado. Ambos sabemos que, si ella lograra tener éxito en su empresa, a muchos hombres de su entorno se les podría venir la noche. Para nada, esa nuestra intención, pero de la manera en que ella fue cuestionada, parecería que querer salir del molde, está muy mal.
  Paralelamente horas antes, yo me vi involucrado en una situación bastante similar, pero inversa. Donde me invitaban a hacer otras cosas con mi vida, que ser sumiso de una mujer estaba muy mal, que en la naturaleza los machos gobiernan y que son las mujeres las que deben servirnos y cosas por el estilo que para nada profeso. En mi caso, no hubo malas intenciones, pero si desconocimiento o, mejor dicho, falta de entendimiento y comprensión. Porque el conocimiento ya lo tienen y lo que quieren (quizás en buena fe), es que de un giro de 180 grados en el rumbo que hace años ya viene llevando mi vida.
  Uno a uno, quizás sea fácil discutirlo, pero cuando uno se encuentra solo defendiéndose ante diez o más personas a lo largo del día, llega un punto que la cosa se comienza a poner difícil. Sin juzgar a nadie y con total humildad puedo decir que veo a esas personas coartadas por la religión, la moral y hasta incluso por la ley. Sin darse cuenta que nada es verdad, nada es eterno y que en realidad tenemos la libertad de vivirlo todo. Pero automáticamente nos esclavizamos a nosotros mismos por medio del miedo y la ignorancia. Esa es la principal arma que usan para mantenerlos a todos en el Mundo Vainilla. Nos obligan a ser máquinas de consumo y nos mantienen aturdidos y entretenidos con eso las 24 horas del día. Mientras que las verdaderas respuestas y el amor se encuentran en la desnudez, el silencio y la tranquilidad.
  Nosotros elegimos el FemDom como estilo de pareja y de vida, otros elegirán otra cosa, pero estén seguros que su decisión sea producto de su propia elección y no de las imposiciones del sistema. Sean lo que quieran ser, sean ustedes todo el tiempo, estén seguros de ser únicos.
  Es mucho más fácil ser de la mayoría, de los que ganan siempre, de los que tienen el poder y los números a su favor, pero creo estar convencido que eso no da la felicidad, por el contrario, la quita.
  El FemDom puedo definirlo como una corriente sexual que está cargada de un montón de elementos y protocolos que tienen por propósito empoderar a la mujer dentro de la pareja. Lo mismo se da en algunas parejas lesbiana donde una de las partes decide ser sumisa de la otra y las condiciones son casi idénticas.
  Yo no voy a ponerme a competir contra los demás de ninguna manera, no voy a estar diciendo que el FemDom o el MaleDom, que ser gay, travesti o transexual requiere más o menos sacrificio o esfuerzo en la conversión. Muy por el contrario, diré que a todos nos requiere el mismo esfuerzo cortar con las cadenas que nos impiden ser nosotros mismos. Todos nosotros soportamos la misma desaprobación del entorno. Y eso se debe a que somos la minoría, los bichos raros, las ovejas negras, etc. También he de reconocer que, en estos tiempos, tenemos más libertad y posibilidades de elegir diferentes caminos que en décadas anteriores.
  Lo más loco o insano de toda esta situación, es lo difícil que se nos hace entender y aceptar que vivimos en una sociedad que todo el tiempo nos dice que están buscando la igualdad de derechos, pero que, si no encajamos con lo que la mayoría quiere, entonces no los tenemos. Eso nos deja en la disyuntiva de tener que optar entre dos caminos: El primero es vivir hipócritamente pretendiendo ser alguien que no somos y el segundo, ser nosotros mismos pero teniendo que desarrollarnos por fuera de la familia, la iglesia, la escuela o incluso fuera de las comunidades que nos vieron nacer. No importa cuánto bien hagamos, para el resto somos los indeseados.
  Como conclusión, pienso que ser quienes somos no debería ser algo difícil, ya que simplemente con aceptarnos a nosotros mismos y siendo sinceros, ya está; con sólo eso es suficiente. Pero tengamos presente siempre el mandamiento que nuestro modo de vida, no debería perjudicar a nadie y será también nuestra obligación no discriminar a nadie de forma alguna.   

Camino a la iluminación


El poder de Lady Eros


domingo, 18 de noviembre de 2018

Angel y Demonio

  Lady Eros me acaba de escribir un poema y me lo adjuntó con la imagen de esta publicación. Tanto me gustó la imagen, que ahora quedó como mi fondo de escritorio.
  Su poema vino con un pedido muy especial, que antes de publicarlo escribiera lo que sentía por ella en el preciso momento de terminar de leerlo, o bien lo que ella hoy representa para mí.
  Para empezar, sólo puedo decir que Lady Eros no es alguien de este planeta o de este mundo, tampoco es de este tiempo. Ella rige su vida por otras leyes, tiene visiones, pensamientos y una manera de transmitir sus sentimientos que no es común a los seres humanos. Desde que la conocí a la fecha, su evolución como Dómina ha crecido en forma exponencial, su transformación día a día no deja de sorprenderme. Su decisión, su obsesión, su ambición, su apetito por explorar, descubrir y aprender parecieran estar fuera de control.
  En nuestra comunicación, varias veces he percibido que no piensa lo que siente, su mente no controla sus actos. Pareciera que su vida está comandada por las pasiones y las necesidades de su corazón. Lady Eros no necesita palabras para comunicarse conmigo, sus ojos hablan por ella, las simples posiciones de sus manos sobre cualquier parte de su cuerpo o el movimiento de sus labios expresan más ideas de lo que podrían hacerlo miles de palabras. Su lenguaje lo aprendí sin que ella me lo enseñara, como si ella hubiera programado mi cerebro. Entiendo casi a la perfección lo que pretende de mí en cada escena, en cada instante.
  Cuando emocionada llora por algo – Desconozco otras Dóminas, pero Lady Eros llora –, y sus lágrimas derraman paz, una paz que está ligada a la resignación y cerrar ciclos pasados de la mejor manera posible, sin rencores ni arrepentimientos.
  En sus besos recuerdo sentir el amor, las respuestas al propósito de mi vida, sus besos también curan y borran mágicamente las marcas que ella misma produce en mi piel. Con sus manos me posee, conectándose conmigo de la misma manera que lo hace la luz del sol sobre la tierra, dando calor y vida, pero a veces también me deja muy agobiado y sediento.
  En sus dominios ella es como la Madre Naturaleza. A su lado se vive la primavera eterna. Su mirada es la luz que ilumina, sus lágrimas la lluvia, sus lluvias los ríos, sus palabras el viento, sus enojos huracanes, sus pensamientos el aire que se respira, su descanso es la noche. Las curvas de su cuerpo el valle, las montañas, la costa. Su cuerpo también es portal al cielo y al infierno según sea su voluntad. Ella es el árbol de la vida, sus pies las fuertes raíces, su sombra me da contención y cobijo, sus frutos el alimento que necesito.
  Ella merece ser dueña del mundo, es Reina en su mundo, sabe como cuidarlo y administrarlo, también es madre y es hija. Ella es presente, es la realidad de este momento y los deseos de vivir para siempre.
  Es ella quien me inspira y a la vez me hace escribir sin parar kilómetros de textos cada día y en este Blog apenas puedo compartir una mínima parte de todos ellos, pero siempre será ella la causa y la gran protagonista de todos ellos.
  Esperando haber cumplido debidamente con su requerimiento, a continuación, compartiré su poesía.

Tú eres:
El que despertó la parte dormida en mi piel,
el arcoíris que le pone color a mi vida,
el sueño que no se pierde al despertar,
el motivo para ser inmensamente feliz
la razón para aprender a coexistir.

Y aunque estamos lejos:
No hay noche que no deje de pensarte o de sentirte
No sé si mi amor sea bueno o malo, pero es sincero y es tuyo.
Me apoderaré de ti, de tu pasión, de tu corazón, de tu bondad y sumisión.
Me apoderaré de ti sin temores y sin titubeos.
Entre agua y fuego, entre ángel y demonio.

LADY EROS

domingo, 11 de noviembre de 2018

Mi gran lucha interior

  Sábado, otro lindo día para dedicarlo a la escritura, siendo que el clima no se presta para otra cosa y que el partido entre River Plate y Boca Juniors por la primera Final de la Copa Libertadores se canceló.
  Entrando ahora de lleno en el tema que quiero compartir en esta oportunidad, diré que cada cierto tiempo (digamos que dos veces al mes, por hacer un promedio), se producen en mí ciertas crisis o momentos donde se me ocurre replantearme lo que estoy haciendo, si estoy yendo en la dirección correcta, si me estoy olvidando de algo, si hay alternativas mejores y demás cuestionamientos similares que tienen que ver con mi propia existencia.
  Desde que comencé a transitar los caminos del FemDom, vengo lidiando interiormente con dos fuerzas antagónicas. Estas son: el deseo de someterme a la mujer que amo y la masculinidad. No las puedo separar, tengo que saber convivir con ambas fuerzas y no me es tarea fácil. Mucho más difícil se me hace en ausencia de Lady Eros.
  Leyendo sobre el tema y tratando de ver cómo lo manejan otros sumisos, se sabe que para los que están solos o dentro de una relación vainilla con su pareja. La solución más sencilla es visitar a una Ama de pago, permitiéndose así sentir la sumisión en una sesión y una vez terminada la misma, vuelven a su rutina con la falsa personalidad que satisface a la sociedad, pero negándose a ellos mismos. Entiendo la necesidad de hacerlo, pero no lo veo como solución. Por el contrario, siempre el camino más fácil es el económico y más fácil será para quien más dinero tenga. Por lo que el Dominante real de ambos es “El Señor Dinero” y ambos le sirven a él. No lo veo mal, no lo veo bien tampoco, es la opción que a ambas partes les sirve y bienvenida sea la libertad para hacerlo.
  En otros publicaciones ya comenté que a diario tengo que lidiar con la mala interpretación que existe sobre el FemDom. Muchos asumen que el sumiso pierde su masculinidad cuando se someten a una mujer, pero en mi caso, no lo veo así, ni siquiera dándose la posibilidad de la Sissyficación. A la larga todo es un juego solamente, pero la sociedad todo lo clasifica, a todo le pone etiquetas, todo lo estructura. Rosa = Mujer / Celeste = Varón, Pollera = Mujer / Pantalón = Hombre. Son cosas impuestas culturalmente que nos clasifican y nos convierten en seres binarios. Los escoceses visten polleras y no se les cuestiona su masculinidad. Son todas clasificaciones culturales.
  Estimados amigos ¿Ustedes creen en que tenemos un alma? Si la respuesta es positiva ¿Realmente están seguros que nuestra alma tenga sexo? Yo no lo creo, por lo que interiormente pienso que en la medida que más nos vayamos haciendo a esa idea, más fácil será la transición hacia el otro lado del velo cuando finalmente llegue nuestra hora.
  Yo siento que a Mi Reina Lady Eros le gusta convivir y dominar al hombre masculino que soy para ella. Ese hombre guardián y proveedor que le da seguridad y tranquilidad. Pero he visto como se pone mal cuando aparecen en mí reacciones machistas. Lo que me hace ver y confirmar, que a ella como Dominante lo que le gusta y le da placer es despojarme de mi machismo o mi ego masculino, pero eso no significa que quiera despojarme de mi masculinidad. Muy por el contrario, en todo momento me hace saber que la necesita y en grandes cantidades.
  Quizás para ustedes, suene todo muy confuso y contradictorio, no lo sé. Estoy tratando de ser lo más claro que me es posible en este punto. Mi Reina y quien escribe, somos plenamente conscientes que la vida consiste en tomar decisiones. Ninguno de los dos somos de esas personas que nos sentamos y dejamos que se nos escurran los días sin hacer nada productivo. Diría que el no hacer nada por nosotros nos provocaría mucho estrés y gran incertidumbre.
  No puedo, ni debo hablar por Lady Eros, pero creo estar seguro que ella también tiene su lucha interior antagónica. Por lo que la fórmula de nuestra felicidad está en que nuestros opuestos y complementarios se encuentren; ella Dominante y yo sumiso. Como consecuencia de eso, tanto Mi Reina como yo, no podremos satisfacernos completamente a nosotros mismos. No podremos satisfacer a las dos facciones antagónicas que cada uno llevamos dentro. Por ello, es preciso tomar la más sabia decisión y comprometerse luego muy íntimamente con esa decisión. 
  ¿Por qué hablo en el título de mi gran lucha interior? Porque Lady Eros me propuso ser su dominante algunas veces. En el plano de la fantasía, se propuso de la siguiente forma: La Reina salió sola del Castillo y en un descuido fue raptada y ultrajada por uno de sus esclavos. Por más de tres días le di mil vueltas al asunto. Le busqué todas las formas posibles de poder satisfacer esa demanda que ella me estaba manifestando y siendo mi deber consentirla para que se sienta contenta; lo intenté. Realmente lo intenté, pero esta mañana tuve que renunciar a esa posibilidad. Lo que finalmente derivó en una pequeña crisis entre ambos, que a las pocas horas se superó, pero al momento de escribir estas líneas, no estoy seguro de saber si ella está dolida por mi negación o resistencia.
  Su fantasía estuvo muy bien propuesta. De más está mencionar su originalidad, pero pasa que el esclavo que ella pretende que la secuestre y la ultraje, es el mismo que esclavo que la adora y la ama con gran locura. Le comenté que, a los segundos de creerme su poseedor, ya estaría viendo como convertirla nuevamente en mi objeto de adoración y cuidados, a los minutos ya me tendría nuevamente postrado a sus pies y entonces su fantasía se caería a pedazos, provocando frustración en ambos ante el fracaso.
  Me llevó muchos años poder despojarme de mi orgullo masculino. Aún así no soy todavía lo suficientemente humilde como permitirme ser un digno sumiso de Lady Eros. Cuando ella ya esté en persona a cargo de mí, supongo que lo queda por pulir será más fácil. Ella ira satisfaciendo mis deseos de sumisión, entonces mi orgullo y ego masculino irán doblegándose ante ella, apoderándose así de mi voluntad.
  La sumisión es un deseo, pero soy consciente que también es una decisión. En pleno estado de libertad, deberé poner mi voluntad al servicio de Mi Amada, para vencer al opositor que existe y se resiste a que sea feliz. Lo hace sembrando dudas, desvalorando las cualidades de Mi Reina y demás cosas por el estilo. Nuevamente pienso que Lady Eros en su propia lucha interior, también tendrá esa voz opositora que me estará poniendo en dudas y cuestionando en todo lo que tiene que ver con mi rol siendo su compañero masculino. 
  Quedó claro para ambos, que somos responsables de forma independiente de lo que firmaremos próximamente en nuestro Contrato D/s. De mi parte creo estar bien seguro de mis deseos de sumisión. Diría que son deseos que han ido creciendo y tomando mucha más fuerza con el correr del tiempo. Desde que conocí a Lady Eros, no vi otra opción que rendirme a mis deseos de sumisión, no quiero tener tan siquiera que pensar en luchar contra ellos. Es más, cuanto antes se afiancen y se consoliden esos deseos en mi personalidad y cuando antes comience a vivir plenamente el FemDom y la sumisión, mucho antes podré gozar de los placeres que la verdadera sumisión aporta.
  Hoy le supliqué a Lady Eros que me ayude en todo lo mucho que me queda por hacer y supongo que en esa interacción; el amor, la dedicación y la paciencia alimentarán muy positivamente su rol de Dómina a mi lado y como tal su empoderamiento crecerá con gran fuerza. Lo que luego se proyectará positivamente y se retroalimentará constantemente a lo largo de nuestra relación.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Diálogo entre un sacerdote y un moribundo

Marqués de Sade
  - El Sacerdote: Llegado el instante fatal en que el velo de la ilusión sólo se desgarra para dejar al hombre reducido al cuadro cruel de sus errores y sus vicios, ¿no te arrepientes, hijo mío, de los múltiples desórdenes a los que te condujo la humana debilidad y fragilidad?
  - El Moribundo: Sí, amigo mío, me arrepiento.
  - El Sacerdote: Pues bien, aprovecha estos remordimientos felices para obtener del cielo, en este corto intervalo, la absolución general de tus faltas, y piensa que es por la mediación del santísimo sacramento de la penitencia que te será posible obtenerla del Eterno.
  - El Moribundo: No nos comprendemos.
  - El Sacerdote: ¡Cómo!
  - El Moribundo: Te he dicho que me arrepentía.
  - El Sacerdote: Así lo oí.
  - El Moribundo: Sí, pero sin comprenderlo.
  - El Sacerdote: ¿Qué interpretación?…
  - El Moribundo: Ésta… Creado por la naturaleza con inclinaciones ardorosas, con pasiones fortísimas, únicamente colocado en este mundo para entregarme a ellas y para satisfacerlas, y estos efectos de mi creación no siendo más que necesidades relativas a las primeras vistas de la naturaleza, o, si lo prefieres, sólo derivaciones esenciales de sus proyectos sobre mí, todos en razón de sus leyes, sólo me arrepiento de no haber reconocido bastante su omnipotencia, y mis únicos remordimientos sólo se refieren al mediocre uso que hice de las facultades (criminales según tú, según yo muy simples) que ella me había dado para servirla. La he resistido algunas veces, de eso me arrepiento. Cegado por tus sistemas absurdos, con ellos combatí toda la violencia de los deseos que había recibido de una inspiración más que divina, de eso me arrepiento. Coseché sólo flores cuando pude hacer una amplia cosecha de frutos… Estos son los justos motivos de mi pesar. Estímame en algo para no atribuirme otros.
  - El Sacerdote: ¡A dónde te arrastran tus errores, a dónde te conducen tus sofismas! Prestas a la cosa creada todo el poder del creador. ¿No ves que esas desdichadas tendencias que te extravían no son más que efectos de la naturaleza corrompida, a la cual atribuyes toda la potencia?
  - El Moribundo: Amigo, me parece que tu dialéctica es tan falsa como tu espíritu. Quisiera que razonaras más exactamente o que me dejaras morir en paz. ¿Qué entiendes por creador, y qué entiendes por naturaleza corrompida?
  - El Sacerdote: El Creador es el dueño del universo, es él quien lo ha hecho todo, lo ha creado todo, y quien conserva todo por un simple efecto de su omnipotencia.
  - El Moribundo: Es un gran hombre, sin duda. Pues bien, dime por qué este hombre, que es tan poderoso, ha hecho, sin embargo, según tú, una naturaleza corrompida.
  - El Sacerdote: ¿Cuál hubiera sido el mérito de los hombres si Dios no les hubiere dejado su libre arbitrio, y qué mérito hubiesen tenido para disfrutarlo si no hubiera habido en la tierra la posibilidad de hacer el bien y la de evitar el mal?
  - El Moribundo: Así, pues, tu dios ha querido hacerlo todo oblicuamente sólo para tentar o probar a su criatura. ¿No la conocía, pues no sospechaba el resultado?
  - El Sacerdote: Sin duda que la conocía, pero una vez más quería dejarle el mérito de la elección.
  - El Moribundo: ¿Para qué, desde el momento que sabía el partido que tomaría y sólo dependía de él, ya que le proclamas tan omnipotente, y sólo dependía de él, repito, el hacerla tomar el bueno?
  - El Sacerdote: ¿Quién puede comprender los designios inmensos e infinitos de Dios con respecto al hombre, y quién puede comprender todo lo que vemos? 
  - El Moribundo: Aquel que simplifica las cosas, amigo mío, sobre todo aquel que no multiplica las causas para mejor enredar los efectos. ¿Para qué necesitas una segunda dificultad cuando no puedes explicar la primera, y desde el momento en que es posible que la naturaleza haya hecho por sí sola lo que le atribuyes a tu dios, por qué quieres buscarle un amo? La causa de que no comprendas es quizá lo más simple del mundo. Perfecciona tu física y comprenderás mejor la naturaleza, depura tu razón y entonces no tendrás necesidad de tu dios.
  - El Sacerdote: ¡Desdichado! Sólo te creía sociniano, tenía armas para combatirte, pero veo claramente que eres ateo, y desde el momento en que tu corazón se niega a la inmensidad de las pruebas auténticas que recibimos cada día de la existencia del creador, no tengo nada más que decirte. No se le da luz a un ciego.
  - El Moribundo: Amigo mío, admite un hecho: de los dos, el más ciego es seguramente aquel que se pone una venda que el que se la arranca. Tú edificas, inventas, multiplicas; yo destruyo, simplifico. Tú agregas error sobre error; yo los combato. ¿Cuál de los dos es el ciego?
  - El Sacerdote: ¿No crees, pues, en Dios?
  - El Moribundo: No. Y esto por una simple razón. Es perfectamente imposible creer en lo que no se comprende. Entre la comprensión y la fe deben existir conexiones inmediatas; la comprensión es el primer alimento de la fe; cuando la comprensión no actúa muere la fe, y ésos que en tal caso pretendieran tenerla, mienten. Te desafío a que creas en el dios que me predicas -ya que no sabrías demostrármelo, ya que no está en ti el definírmelo, y, por lo tanto, no lo comprendes- y desde el momento en que no lo comprendes no puedes suministrarme de él ningún argumento razonable, pues, en una palabra, todo lo que está por encima de los límites del espíritu humano es quimera o inutilidad. Si tu dios no puede ser más que una u otra cosa, en el primer caso sería un loco si creyera en él; un imbécil, en el segundo. Amigo mío, pruébame la inercia de la materia y te concederé el creador. Pruébame que la naturaleza no se basta a sí misma y te prometo suponerle un dueño. Hasta entonces, nada esperes de mí, sólo me rindo a la evidencia y sólo la recibo de mis sentidos; dónde ellos se detienen allí mi fe queda sin fuerzas. Creo en el sol porque lo veo, lo concibo como el centro de reunión de toda la materia inflamable de la naturaleza, su marcha periódica me complace sin asombrarme. Es una operación de física, acaso tan simple como la de la electricidad, pero que no nos está permitido comprender. ¿Qué necesidad tengo de ir más lejos? ¿Cuándo me hayas levantado los andamios de tu dios por encima de esto, qué habré avanzado? ¿No necesitaré hacer tanto esfuerzo para comprender al obrero como el gastado en definir la obra? Por consiguiente, no me has prestado ningún servicio con la edificación de tu quimera, has turbado mi espíritu sin iluminarlo, y debo odiarte en vez de agradecerte. Tu dios es una máquina que fabricaste para que sirva a tus pasiones, y la has hecho mover a tu capricho, pero desde el momento en que incomoda los míos permíteme que la haya derribado. En el instante en que mi alma débil tiene necesidad de calma y de filosofía no vengas a espantarla con tus sofismas, que la asustarían sin convencerla, que la irritarían sin hacerla mejor. Amigo mío, esta alma es lo que la naturaleza quiso que fuera, es decir, el resultado de los órganos que ha querido formarme en razón de sus designios y de sus necesidades; y como ella tiene una necesidad igual de vicio y de virtud, cuando quiso llevarme hacia el primero así lo ha hecho, cuando ha querido la segunda, me ha inspirado deseos por ella, y me ha entregado a ambos de igual modo. Busca sus leyes como única causa de nuestra inconsecuencia humana, y no busques a sus leyes más principios que su voluntad y su necesidad.
  - El Sacerdote: Así pues, todo es necesario en el mundo.
  - El Moribundo: Seguramente.
  - El Sacerdote: Pues, si todo es necesario, todo está, pues, regulado.
  - El Moribundo: ¿Quién dice lo contrario?
  - El Sacerdote: ¿Y quién pudo arreglarlo todo como está si no es una mano omnipotente y sabia?
  - El Moribundo: ¿No es necesario que la pólvora se inflame cuando se le aplica el fuego?
  - El Sacerdote: Sí.
  - El Moribundo: ¿Y qué sabiduría encuentras en eso?
  - El Sacerdote: Ninguna.
  - El Moribundo: Es posible, pues, que haya cosas necesarias sin sabiduría, y posible, por consiguiente, que todo derive de una causa primera, sin que haya razón ni sabiduría en esta primera causa.
  - El Sacerdote: ¿A dónde quieres llegar?
  - El Moribundo: A probarte que todo puede ser lo que es y lo que no es, sin que ninguna causa sabia y razonable lo conduzca, y que efectos naturales deben tener causas naturales, sin que haya necesidad de suponerle otras antinaturales, como lo sería tu dios, ya que él mismo tendría necesidad de explicación sin suministrar ninguna. Y, por consiguiente, desde que tu dios no es bueno para nada, es perfectamente inútil; y como hay gran probabilidad de que todo lo inútil es nulo y de que todo lo nulo es la nada, así pues, para convencerme de que tu dios es una quimera no tengo necesidad de otro razonamiento fuera del que me suministra la certeza de su inutilidad.
  - El Sacerdote: Sobre este pie me parece innecesario hablarte de religión.
  - El Moribundo: ¿Por qué no? Nada me divierte tanto como la prueba del exceso de fanatismo y de la imbecilidad humana sobre este punto. Son extravíos tan prodigiosos que el cuadro, aunque horrible, a mi juicio es siempre interesante. Responde con franqueza, y, sobre todo, destierra el egoísmo. Si fuera tan débil que me dejara sorprender por tus ridículos sistemas de la existencia del ser que hace necesaria la religión, ¿bajo cuál forma me aconsejarías que le rindiera culto? ¿Quisieras que adoptara los desvaríos de Confucio más bien que los absurdos Brahama? ¿Qué adorara a la gran serpiente de los negros, al astro de los peruanos o al dios de los ejércitos de Moisés? ¿A cuál de las sectas de Mahoma quisieras que me rindiese? ¿Qué herejía de los cristianos es, a tu juicio, preferible? Cuidado con tu respuesta.
  - El Sacerdote: ¿Puede ser dudosa?
  - El Moribundo: Dila, pues, egoísta.
  - El Sacerdote: No, sería amarte tanto como a mí si te aconsejara lo que yo creo.
  - El Moribundo: Y es querernos muy poco el escuchar semejantes errores.
  - El Sacerdote: ¿A quién pueden cegar los milagros de nuestro divino redentor?
  - El Moribundo: A quien no vea en él sino al más ordinario de todos los bribones y al más vulgar de todos los impostores.
  - El Sacerdote: ¡Dios, lo escuchas sin descargar tu ira!
  - El Moribundo: No, amigo mío, todo está en paz porque tu dios, sea por impotencia, sea por razón, o, en fin, por lo que tú quieras, es un ser al que admito por un momento sólo por condescendencia a ti, o, si lo prefieres, para prestarme a tus pequeños designios, porque ese dios, repito, si existiera como tienes la locura de creerlo, no puede, para convencernos, haber tomado los medios tan ridículos como los que tu Jesús supone.
  - El Sacerdote: ¡Cómo, las profecías, los milagros, los mártires, no son pruebas?
  - El Moribundo: ¿Cómo quieres, en buena lógica, que pueda recibir como prueba aquello que necesita probarse? Para que la profecía sea una prueba sería necesario, primeramente, que yo tuviera la certidumbre completa de que ha sido hecha; pues, al consignársela en la historia sólo tiene para mí la fuerza de los otros hechos históricos, dudosos en sus tres cuartas partes; y si a esto agrego la apariencia más que verdadera de que me han sido transmitidos por historiadores interesados, estaría, como lo ves, más que en mi derecho para dudar de ellos. ¿Quién me asegura, por otra parte, que esa profecía no ha sido hecha con posterioridad, que no ha sido el efecto de la combinación de la más simple política como la de concebir un reino feliz bajo un rey justo, o la de la helada en invierno? Y si esto es así, ¿cómo quieres que la profecía, al tener tanta necesidad de ser probada, pueda convertirse en prueba? Con respecto a tus milagros, ellos tampoco se me imponen. Todos los bribones los han hecho, y todos los tontos los han creído. Para persuadirme de la verdad de un milagro tendría necesidad de estar muy seguro de que el acontecimiento que tú llamas de esa manera fuera absolutamente contrario a las leyes de la naturaleza, pues sólo lo que está fuera de ella puede pasar por milagro. ¿Y quién la conoce bastante para atreverse a afirmar cuál es precisamente el punto en que se detiene y cuál es el que infringe? Bastan dos cosas para acreditar un pretendido milagro, un titiritero y unas mujerzuelas. Vamos, no busques jamás un origen distinto para los tuyos. Todos los nuevos sectarios los han hecho, y, lo que es más singular, todos encontraron imbéciles para creerles. Tu Jesús no ha hecho algo más singular que Apolonio de Tiana, y, sin embargo, nadie ha pensado en tomar a éste por un dios. En cuanto a tus mártires, éste es el más débil de tus argumentos, sólo falta el entusiasmo y la resistencia para hacer mártires, y mientras la causa opuesta me ofrezca tantos como la tuya, jamás estaré lo suficientemente autorizado para creer a la una mejor que la otra, sino muy inducido, en cambio, a suponer despreciables a ambas. ¡Amigo mío! Si fuera verdad que existe el dios que predicas, ¿tendría necesidad de milagro, mártir o profecía para establecer su imperio? Y si, como dices, el corazón humano fuera su obra, ¿no sería ése el santuario que hubiera elegido para su ley? Esta ley igual, pues emanaría de un dios justo, se encontraría de manera irresistible grabada igualmente en el corazón de todos, y, de un extremo al otro del universo, todos los hombres, al ser semejantes por ese órgano delicado, igualmente serían semejantes por el homenaje que rendirían al dios que le hubiera dado este corazón, no tendrían más que una manera de amarlo, más que una manera de adorarlo y servirlo y tan imposible les sería desconocer ese dios como resistir a la inclinación secreta de su culto. ¿En vez de eso, no veo en el universo tantos dioses como países; tantas maneras de servir a esos dioses como diferentes cabezas o diferentes imaginaciones hay? Esta multiplicidad de opiniones, en la cual físicamente me es imposible elegir, ¿sería, a tu juicio, la obra de un dios justo? Vamos, predicante, ultrajas a tu dios al presentármelo de esta manera. Déjame negarlo completamente, pues si existiera, entonces le ultrajaría menos mi incredulidad que tus blasfemias. Vuelve a la razón, predicante, tu Jesús no vale más que Mahoma, Mahoma, menos que Moisés, y estos tres, menos que Confucio, quien, sin embargo, dictó algunos buenos principios mientras que los otros tres disparataban. Pero, en general, todos éstos no son más que impostores, de los cuales el filósofo se ha burlado, y a los cuáles la canalla ha creído, y a los cuales la justicia hubiera debido ahorcar.
  - El Sacerdote: ¡Ay de mí, sólo lo hizo con uno!
  - El Moribundo: Era el que más lo merecía. Sedicioso, turbulento, calumniador, bribón, libertino, grosero, farsante y malvado peligroso, poseía el arte de engañar al pueblo y mereció, por lo tanto, el castigo de un reino en el estado en que se encontraba entonces el de Jerusalén. Fueron muy prudentes al deshacerse de él, y es quizás el solo caso en que mis máximas, extremadamente dulces y tolerantes por lo demás, admiten la severidad de Temis. Excuso todos los errores, salvo aquellos que pueden ser peligrosos para el gobierno en que se vive. Los reyes y sus majestades son las únicas cosas que se me imponen, las únicas que respeto, pues quien no ama a su país y a su rey, no es digno de vivir.
  - El Sacerdote: Pero, en fin, admitirás algo después de esta vida, es imposible que tu espíritu no se haya complacido, algunas veces, en atravesar la espesura tenebrosa de la suerte que nos espera. ¿Qué sistema puede ser más satisfactorio que el de una multitud de penas para quien vivió mal y el de una eternidad de recompensas para quien vivió bien?
  - El Moribundo: ¿Cuál, amigo mío? El sistema de la nada nunca me ha espantado: es consolador y simple. Todos los otros son obra del orgullo, sólo éste lo es de la razón. Por lo demás, no es ni espantosa ni absoluta esa nada. ¿No tengo ante mi vista el ejemplo de las generaciones y regeneraciones de la naturaleza? Nada perece, amigo mío, nada se destruye en el mundo. Hombre hoy, gusano mañana, pasado mañana mosca, ¿no es siempre existir? ¿Y por qué quieres que me recompensen por virtudes cuyo mérito no tengo, o me castiguen por crímenes cuyo dueño no he sido? ¿Puedes conciliar la bondad de tu pretendido dios con este sistema, y puede él haber querido crearme para darse el placer de castigarme, y esto sólo a consecuencia de una elección de la que no he sido dueño?
  - El Sacerdote: Lo eres.
  - El Moribundo: Sí, según tus prejuicios. Pero la razón los destruye. Y el sistema de la libertad humana sólo fue inventado para fabricar el de la gracia que llegó a ser tan favorable a tus desvaríos. ¿Qué hombre en el mundo, si viera el patíbulo junto al crimen, lo cometería si fuera libre de no cometerlo? Una fuerza irresistible nos arrastra, y ni por un instante somos dueños de determinarnos por nada que no esté del lado hacia el cual nos inclinamos. No hay una sola virtud que no sea necesaria a la naturaleza; y, reversiblemente, ni un solo crimen del que no tenga necesidad, y toda su ciencia consiste en el perfecto equilibrio en que mantiene a ambos. ¿Podemos ser culpables del lado hacia el que nos arroje? Tanto como la avispa que clava su aguijón en tu piel.
  - El Sacerdote: Así, pues, ¿los crímenes más grandes no deben inspirarnos ningún espanto?
  - El Moribundo: No he dicho eso. Basta que la ley lo condene y que la cuchilla de la justicia lo castigue para que nos inspire la aversión o el terror, pero desde que desdichadamente se haya cometido, hay que saber tomar su partido y no entregarse a estériles remordimientos. Su efecto es vano, pues no pudo preservarnos de él; nulo, pues no lo repara. Es absurdo, pues, entregarse a los remordimientos, y más absurdo aun temer el castigo en el otro mundo si somos bastante dichosos de haber escapado al castigo de éste. Dios no quiera que vaya con esto a estimular el crimen, hay que evitarlo tanto como se pueda, pero es por la razón que es necesario huirle, y no por falsos temores que no consiguen nada, y cuyo efecto se destruye tan rápido en un alma firme. La razón, amigo mío; sí, sólo la razón debe advertirnos que perjudicar a nuestros semejantes no puede jamás hacernos felices, y nuestro corazón, que contribuir a su felicidad es lo más grande que la naturaleza nos haya acordado en la tierra. Toda moral humana se encierra en esta sola frase: hacer a los demás tan felices como uno mismo desea serlo, y no causarles nunca. un mal que no quisiéramos recibir. Estos son, amigo mío, estos son los únicos principios que debemos seguir y no hay necesidad de religión ni de dios para apreciarlos y admitirlos: Sólo se necesita un buen corazón. Pero siento que me debilito, predicante. Abandona tus prejuicios, sé hombre, sé humano, sin temor y sin esperanza, abandona tus dioses y tus religiones. Todo esto sólo es bueno para poner cadenas en las manos de los hombres, y el solo nombre de todos estos horrores ha hecho verter más sangre en la tierra que todas las otras guerras y plagas juntas. Renuncia a la idea del otro mundo, no lo hay, pero no renuncies al placer de ser feliz y de hacer la felicidad en éste. Esta es la única manera que te ofrece la naturaleza rara duplicar o extender tu existencia. Amigo mío, la voluptuosidad siempre fue el más querido de mis bienes, le he ofrecido incienso toda mi vida, y quiero terminarla en sus brazos. Mi fin se aproxima. Seis mujeres más bellas que el día están en el cuarto vecino, las reservaba para este momento. Toma de ellas tu parte, trata de olvidar en su seno, a ejemplo mío, todos los vanos sofismas de la superstición y todos los imbéciles errores de la hipocresía.

Nota: El moribundo llamó, las mujeres entraron y el predicante se convirtió en sus brazos en un hombre corrompido por la naturaleza, por no haber sabido explicar lo que era la naturaleza corrompida.

FIN

Marqués de Sade

Mucha imaginación


Destinos cruzados