sábado, 20 de diciembre de 2014

¿Cómo superar nuestras barreras interiores?


  Esta es la pregunta qué la mayoría de las personas nos podemos hacer al entrar en esto del FemDom y por más que se busque, entre la gran cantidad de material que hay en la red, de leer las experiencias de los demás, los buenos consejos que se dan y toda la orientación que se puede llegar a transmitir. Ya sea en este u otros sitios, que sin lugar a pueden ser mejores y de dónde yo también me instruyo.
  Pero por más que se lea y se lea. En algún momento uno mismo tiene que hacerse la pregunta y encontrar la propia respuesta, también se puede encontrar la respuesta con la pareja, quien en definitiva será tu compañero de juegos, porque no puede existir uno, sin la participación del otro.
  Yo no puedo negar que cuando esta fantasía entra dentro de uno, se genera una atracción tan fuerte e irresistible por querer vivirla, que las preguntas vienen después: Cuando uno aterriza de ese primer vuelo y más en frío se comienza a recordar lo que se vivió. Y al recordar y revivir cada sensación, se debe ser lo más sincero posible, con uno mismo y con la pareja. De más está decir, que de la otra parte debería pasar lo mismo.
  Primero y principal, no debería haber nada malo en lo que se haga, porque no hay engaños, ni mentiras. Ambos son personas adultas, libres y responsables. Con pleno derecho de explorar y vivir su sexualidad plenamente.
  Sé que no es muy fácil de justificar el que nos excite hacer algo que es doloroso y hasta en algunos casos pude que vergonzoso ¿Cómo se hace entonces para convivir íntimamente siendo dos personas? Una con carácter hacía afuera y otra siendo de lo más manso dentro del dormitorio, o en todo momento en el que se está al lado de la compañera. Justamente ¿Cómo hacer para justificar esa necesidad interior de entregar el control a la otra parte? A esa persona que amamos.
  Sepamos también que en ese punto, ambos siempre tienen el control, porque en el momento que cualquiera se sienta molesto por algo, o por las razones que fuera, tiene el poder de romper por completo toda la magia. Solo basta decir una palabra y todo se termina. 
  Para la parte Dominante no es más fácil, muy por el contrario, es quien más aclarada debe tener las cosas, porque es quien provoca dolor en la persona que le gusta y que ama. Es quien debe romper contra la barrera de lo socialmente aceptado. Curiosamente donde trata de dibujarse una igualdad entre los géneros, pero lo que buscamos en la desigualdad en la intimidad, dando el control y el poder a la mujer. Un control y un poder que para el resto del mundo (lo que a nosotros nos gusta) lo consideran aberrante o desviado.
  Simplemente presenté las cuestiones más básicas, pero cuando los juegos son de mayor intensidad y duración, el nivel de las dudas o las culpas pueden ser también mayores.
  Todo eso se da, porque nuestras preguntas las hacemos desde el medio en el que vivimos, al que llamamos el del buen uso y las buenas costumbres, o el socialmente impuesto, también llamado políticamente correcto. Es decir todas aquellas cosas que desde que nacimos nos fueron educando (pero más correcto sería decir programando), para bien o para mal, depende el juicio que cada uno tenga de las circunstancias y de la manera que conviva con ellas.
  Para empezar a superar esa barrera, lo urgente sería cambiar el lugar desde donde vamos a juzgarnos, tenemos que vernos desde otro lugar. Un lugar fuera del “mundo vainilla” (como solemos decir nosotros). Debemos empezar a valorarnos como individuos. Cada uno de nosotros es un ser único, con un propósito diferente al de los demás. Con el derecho de tener placer haciendo cosas diferentes a las de los demás. Pero claro está que respetando al otro, siendo todo consensuado y seguro. Que la mayoría piense de una manera política o que tenga determinada religión, o le guste un cuadro de fútbol, eso no anula las elecciones o los gustos de las minorías. Muy por el contrario, cuanto mayor sea la variedad, más posibilidades habrá de probar y elegir lo que pueda gustarnos o no.
  En el sitio Mariposas de Chocolate, tratando este punto, ofrecen una definición excelente “La intimidad no es una cuestión social. Si se llama intimidad, es precisamente por eso, porque queda limitado a esa o esas personas con las quien se comparte esa intimidad y no al conjunto de la sociedad… No existe un vínculo humano mas intimo, que compartir esa intimidad y dentro de ella el contacto físico y el sexo son un componente natural de las mismas”.
  Siguiendo ese razonamiento lógico, nos podemos dar cuenta que pueden existir tantos tipos de intimidades como parejas o grupos que deseen intimar de una manera particular. Como así también habrán parejas que están muy cómodas en el “Mundo Vainilla” y lo digo con el mayor de los respetos y sin tono descalificativo, simplemente para marcar la diferencia de gustos, pero como personas somos todos iguales y con los mismos derechos. Ni un mundo, ni el otro, están en lo correcto o en lo equivocado, simplemente son diferentes.  
  Cada pareja tiene el derecho de vivir o estimularse sexualmente como quiera. Y es inevitable que de esas estimulaciones o vivencias se creen y fortalezcan vínculos, que llevan a la consolidación o también a la ruptura. Porque no todo es un éxito de este lado. También hay rupturas, tantas como las puede haber en el “Mundo Vainilla”.
  Pero quien no arriesga, no gana dice el dicho y yo creo estar convencido que compartir juegos sexuales genera una visión de la pareja completamente diferente, que no es fácil describir con palabras, porque se está hablando de emociones, de éxtasis, de una linda locura, que uno no quiere que se termine nunca.  
  Si al preguntarnos desde ese otro lugar ¿Cómo nos sentimos? Y si la respuesta es “Me siento muy bien así”. Entonces por amor a nuestro compañer@ le preguntamos ¿Cómo te sentís conmigo viviendo el sexo de esta manera? Y si la respuesta nuevamente es afirmativa. Ya no hay que torturarse más, simplemente a disfrutar, porque la vida es muy corta y las oportunidades muy pocas.-

2 comentarios:

  1. Hola, Mío de Ella

    Justo ayer descubrí tu blog, a través de una web en la que vi un comentario tuyo, y espero ir leyéndote en la medida de lo que el tiempo permite :)

    Soy una Dom recién llegada y leerte no hace más que confirmarme lo que ya iba viendo. Es muy cierto que, por más información a la que accedemos, somos nosotros en la intimidad de nuestra reflexión, los que tenemos que encontrar nuestras respuestas y nuestro sitio dentro de la DF.

    Cuando empecé a buscar información, hace escasos meses, llegué a pensar que era rara porque yo no me veía como esas Doms y Amas que adoptan un papel, bajo mi punto de vista impostado, de mujer cruel, severa y a la que el sumiso no le importa tres pimientos. Llegué a pensar que, si de eso se trataba, no estaba hecho para mí. Por suerte, no me he rendido y he podido hablar con otras personas y leer otras opiniones, contrastar puntos de vista que me han permitido ver que tengo un fantástico lugar en el FemDom.

    Esas barreras de la que hablas, las tenemos todos. Aunque más que barreras, prefiero llamarlas inquietudes, dudas, son cosas que vamos salvando porque en eso consiste la evolución y el aprendizaje, el crecimiento...

    En fin, un placer leerte :) Saludos.

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    1. Estimada Dómina Deessa Anen:
      Mis disculpas por la demora en mí respuesta y quedo a disposición para cualquier consulta.
      Con respecto a lo que cada uno vive, sin lugar se ajusta al individualismo punto de vista personal de cada uno, lo mismo pasa con los intereses y los gustos. Pero lo más importante es saber aceptar que es un juego de dos y depende de la buena sintonía de ambos para lograr esa alquimia perfecta que asegura el placer buscado y si se logra superar esa mínima expectativa y correr un poquito el límite que se tenía, eso graba a fuego la experiencia.
      Con un poco de pesar, veo que aun no tiene un Blog propio, pero sería interesante que usted también nos enseñara como fueron sus primeros pasos en el FemDom, donde seguramente habrán logros y éxitos, pero puede pasar que hayan algunos sin sabores.
      Nos seguimos leyendo.-

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