viernes, 9 de mayo de 2014

Sí, Ama - Capítulo 2

  Del sitio de Angel SirHawkson comparto la segunda parte de "Sí, Ama". Si les gustó la primera parte, esta segunda parte les despertará el mismo placer y espero que lo disfruten plenamente.

Capitulo 2
  El de ayer había sido un día que quedaría en el recuerdo y en la historia. Pasaron un par de semanas antes que volviéramos a vernos envueltos en actividades de BDSM. La siguiente oportunidad también fue una sorpresa para mí.
  Entre a su casa y ella apareció por detrás de mí, cubriéndome la boca con un pañuelo que estaba empapado en algo. Cuando sentí que mis piernas se aflojaban, comprendí que se trataba de cloroformo. Al despertarme, me encontraba una vez más atado y desnudo en su cama. No sé como habrá hecho para llevarme hasta allá, pero en el instante en que me di cuenta de mi condición, sentí mi verga endureciéndose. Michelle, o mejor dicho Ama Michelle, se encontraba de pie al lado de mi cama, vistiendo solamente una tanga azul oscura y observándome con atención.
  "Parece que la bella durmiente finalmente se despertó. No quiero que salga ni un sonido de esos labios.", me dijo en tono serio "Y te lo digo por tu propio bien. Si escucho cualquier cosa vas a ligar un castigo", añadió. Yo asentí con la cabeza, haciéndole saber que entendía lo que me estaba diciendo. "Mmm... Sabes que estás lindo así atado, desnudo y a mi completa merced. Otra vez esa verga inservible que tenés ya está parada, parece que no se cansa tan fácilmente. Ahora vamos a ver..."
  Lentamente bajo su cabeza, abriendo su boca para engullir mí pene dentro de su cálida garganta y a la húmeda morada de su lengua. Lamió la cabeza de mi pene un par de veces, dándole golpecitos con la lengua hasta que finalmente lamió toda la longitud de mi verga por la parte inferior hasta que alcanzo mis bolas cargadas de semen y listas a ser vaciadas. Las lamió por unos instantes e inclusive llevo una de ellas dentro de su exquisita boca, chapándola por completo. Pero finalmente, dejo mis genitales en paz y se movió hacia mí. Se sentó con su hermoso culo sobre mi miembro duro, de frente a mí y observándome con una mirada profunda. Se acaricio los pechos, frotando y tirando de sus pezones, echando su cabeza hacia atrás y suspirando levemente. Ligeramente movió su trasero frotando mi erección, haciéndome desobedecerla y suspirando con la necesidad de que estimulara más directamente mi verga.
  "Creí haberte dejado claro que no quería que soltaras ni un sonido, putito de mierda", me dijo. "Ahora voy a tener que castigarte. Pero eso lo voy a dejar para después. Ahora quiero que me des una buena lamida de pies", y con ello dirigió sus bellos y hermosos pies a mi boca.
  Lamí su dedo gordo y el resto de sus dedos con entusiasmo. Me los lleve a la boca y los chupe con mucha pasión para que su castigo fuera más piadoso. También pase mi lengua por su la planta de su pies y por su empeine. Repetí el mismo trabajo en su otro pie. Realmente me esforcé por complacerla y mi Ama parecía estar complacida. Mientras chupaba sus pies como si fueran chupetines, ella seguía restregando su culo en mi verga, excitándome cada vez más hasta niveles casi intolerables. Entonces, aparto sus pies de mi boca y se puso de pie.
  "Creo que ya tuviste bastante de esta tortura, ¿no?", me dijo. "Creo que ya estas listo para que saque un poco de leche de tu inútil verga, ¿Qué te parece?" Asentí rápidamente, porque estaba desesperado por terminar. Entonces la Ama Michelle llevo sus dos manos a mi pene y empezó a masturbarme con fuerza y velocidad, moviendo ambas manos de abajo hacia arriba por toda la longitud de mi miembro. De verdad no hacía falta mucho de esto para hacerme terminar, así que pronto estuve al borde del clímax. Justo en ese momento, mi Ama se detuvo.
  "Mmm... cambie de parecer, creo que mejor quiero que este pito insignificante este totalmente flácido, para demostrar lo patético que eres, mi putito", me dijo. Y con eso llevo un cubo de hielo a mi verga y la froto por toda ella, hasta que mi erección subsidio y mi pene quedo reducido a su mínimo tamaño. A pesar de esto, mi excitación iba en aumento. Ama Michelle mantuvo ese cubo de hielo sobre mi verga, manteniéndola justo de la manera que ella quería, mientras frotaba otro cubo de hielo por mi pecho y pezones, haciéndome tiritar del frío y que estos se endurecieran. Dejando mi pecho por un momento, me amordazo con una bola explicándome que no quería que soltara un sonido y que ya había probado que no podía controlarme a mí mismo en ese sentido. Tan pronto hubo ajustado la mordaza, deslizo un cubo de hielo en mi culo. Me retorcí en mis ataduras debido al frío y a la inesperada invasión a mi recto, pero a este cubo de hielo, lo siguió otro. Metiendo su dedo profundo dentro de mi culo impulso el hielo muy dentro de él.
  Ama Michelle procedió a liberar mis tobillos y los ato nuevamente, pero esta vez a los postes que mantenían inmóviles mis muñecas, haciendo que todo mi cuerpo se doblara y dejando mi culo extremadamente vulnerable. Sentí que mi Ama comenzaba a deslizar un dedo dentro de mi apertura anal, describiendo círculos, sacándolo  e insertándolo lentamente. Otro dedo lo siguió instantes después. Apenas podía ver desde mi posición, pero dado que no le estaba costando demasiado llenar mi culo con sus dedos asumía que estaba usando bastante lubricante. Para mi sorpresa, mi Ama no se detuvo al insertar el tercer dedo... ni el cuarto.
  Pronto, ya tenía dentro de mí los cinco dedos de su mano derecha. Empezó a moverlos hacia todos lados, expandiendo mi apertura y haciéndome soltar acallados gemidos. Me estaba cogiendo con sus dedos y con una habilidad que no sabía que poseía, ya que estaba frotando mi próstata de una forma extremadamente erótica y excitante. Noto que mi pene volvía a erguirse, por lo que sin detener su trabajo en mi culo deslizo nuevamente un frío cubo de hielo por mi verga hasta que nuevamente mi erección se vio reducida. Yo sentía que explotaba de placer. De repente, mi Ama quito su mano de mi culo. Sin perder tiempo, estimulo la entrada de mi ano con un consolador strap-on. Luego se lo colocó en su cintura y se puso a juguetear con la punta de él en la entrada de mi culo.
  "Te dije que eras mi putita, pero todavía no me tomé el placer de penetrarte y ahora pienso cogerte con todas las ganas que tengo acumuladas esclavo mío", me dijo. Se inclino y me beso en la mejilla, para luego inmediatamente meter fuertemente su verga dentro de mi culo. Y empezó a cogerme con ella. La deslizaba dentro y fuera de mi ano, y mi pene una vez más se reveló y se paro. Esta vez mi Ama no hizo nada al respecto. Mi Ama siguió tomando mi culo incrementando su velocidad progresivamente, y empezó a gemir de placer. De mi boca salían gritos, de placer claro, pero eran ahogados por la efectiva mordaza. Mi Ama siguió cogiéndome cada vez más rápido. Su strap-on tenía un dispositivo que le acariciaba el clítoris cada vez que lo impulsaba dentro de mí.
  "¡¡Estoy a punto de terminar dentro tuyo puto mío!!" Anuncio y segundos después sentí una calidez llenando mi culo, mientras mi Ama gritaba del placer al llegar a su orgasmo.
  El strap-on que estaba usando también era capaz de "eyacular" con algún líquido con que el que ella lo llenó previamente y mi Ama eligió el momento en que llego a su orgasmo para "eyacular" dentro de mí.
  Tras su orgasmo, mi Ama se derrumbo sobre mí, con su verga todavía profundamente dentro de mi culo. Beso mi pecho y luego impulso su verga dentro y fuera de mi ano una vez más, esta vez más lentamente. Al mismo tiempo comenzó a masturbarme, incrementando el ritmo progresivamente, pero manteniendo constante la velocidad del consolador dentro de mi culo.
  "Tenés permiso para terminar", me dijo mi Ama.
  Eventualmente grite con toda mi fuerza (aunque ahogado por la mordaza), propulsando mi cuerpo hacia arriba y terminando sobre mi pecho e inclusive alcanzando mi rostro. Mi Ama finalmente se deslizo fuera de mí y desato mis tobillos, permitiéndome estirarme un poco. Me quito la mordaza y se arrojo encima de mí, besándome apasionadamente, agarrando fuertemente mi cara y penetrando mi boca profundamente con su lengua. Yo le respondí con igual pasión.
  "Te ves bien con toda ese esperma cubriendo tu cara. De verdad te pareces a mi puta personal, esa puta que soñé tener alguna vez", me dijo mientras desataba mis manos y me instruyo a bajarme de la cama y arrodillarme en el suelo.
  - Varias veces he chupado tu verga, esclavo mío. Pero ahora quiero que seas vos el que me chupe la verga a mí. ¡¡Chupa!! ¡Chupa mi verga y déjala bien limpia!
  - Si, Ama
, le conteste.
  Me embarque entonces en la tarea de chupar su pene. Siendo hombre, sabía bien como me gusta que me lo hicieran a mí, por lo que trate de hacerlo de una manera similar. Deslice la verga de látex hasta la mitad dentro de mi boca y frote toda la longitud con mi lengua por los costados, finalmente describiendo círculos en la punta. Moví mi cabeza atrás y adelante chupando con ahínco y mi Ama me tomo por el pelo, empujando mi cara hacia ella y haciendo que el strap-on estimulara su clítoris. Podía oler su característico olor femenino y me daba cuenta que a pesar de haber tenido un orgasmo recientemente seguía extremadamente excitada.
  Seguí chupando hasta que mi Ama se mostró satisfecha. Sostuvo mi cabeza alejada del strap-on hasta que terminó de quitárselo y volvió a hundir mi rostro en su entrepierna, esta vez entrando en directo contacto con su sexo. Lamí sus labios vaginales, deslizando mi lengua dentro de ella también. Chupe su clítoris y le di un trato similar al que le había dado a su verga, describiendo una vez más círculos alrededor de su fuente de placer más intenso. Inclusive me tome la libertad de mover mi lengua un poco más abajo. Lamiendo ligeramente su ano, lo que tuvo como repentina consecuencia que empapara mi cara con sus jugos vaginales, llegando al clímax nuevamente. Mientras su orgasmo se esfumaba, mi Ama sostuvo mi cara pegada a su vagina. Seguí lamiendo y podía sentir como palpitaban sus labios vaginales. Luego me hizo poner de pie y me beso profundamente, haciéndome caer a la cama con ella encima de mí. Permanecimos allí unos momentos para tratar de recobrar el aliento. Pedí permiso para hablar, lo cual me fue concedido.
  - Michelle, esto que acabo de vivir, fue una de las cosas más excitantes que jamás me haya sucedido. Dudo que alguna vez haya estado tan excitado y haya tenido un orgasmo tan poderoso.
  - Me alegra, mi mascota. Pero aun queda un asunto pendiente ¿Te acordas? ¡Me desobedeciste! Te ordene que no soltaras un sonido y no pudiste cumplirlo... Así que ahora pienso castigarte por ello como te lo mereces, me dijo con una sonrisa pícara.
  "Si, Ama", atine a responder, bajando la cabeza y avergonzado, estando todavía desnudo. Entonces Ama Michelle me pidió que me pusiera de pie. Ato mis muñecas juntas delante de mí y luego mis tobillos. Traté de mantener el equilibrio con los pies atados juntos. Ella tomo un momento para vestirse. Luego acerco una silla y se sentó en ella.
  - Ven aquí, acuéstate boca abajo en mi regazo, me ordeno.
  - Si, Ama.
  Ni bien estuve en la posición indicada, bajo con fuerza su mano sobre mis nalgas.
  - Cuéntalos, me instruyo.
  - Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte, veintiuno, veintidós, veintitrés, veinticuatro, veinticinco.
  De pronto se detuvo. Mi culo estaba en llamas, pero sabía que merecía mi castigo por haber desobedecido sus órdenes. Mi verga, una vez más erecta, se encontraba presa entre sus piernas. La escuche buscando algo, sin moverse de su asiento. No pasaría mucho hasta que averiguara de qué se trataba. Alrededor de un minuto tras la última nalgada, golpeo mi trasero con un cepillo para el pelo. Repitió esto cinco veces, tomándose esta vez mas tiempo entre cada golpe que cuando lo había hecho con su mano desnuda.
  - Espero no tener que repetir esto en el futuro. Te amo mucho, y si bien reconozco que esto me excita, preferiría no tener que castigarte nuevamente y que siguieras correctamente todas mis instrucciones.
  - Si, Ama, voy a dar lo mejor de mí para obedecerla completamente en adelante.
  - Así me gusta, mi mascota,
me dijo mientras acariciaba mi pelo como a un perro.
  Tras esto, me hizo bajarme de sus rodillas, me desato y fuimos a ducharnos juntos. Una vez más, hicimos el amor de una manera inusualmente apasionada bajo el agua. Cada vez se hacía más evidente que nuestra relación BDSM nos excitaba mucho más que el sexo común y silvestre, ese llamado "vainilla". Ambos tomamos conciencia que todo de acá en adelante podía llegar a cobrar una gran importancia en nuestras vidas.-

Acá termina la segunda y última parte de este brillante relato, que espero les haya gustado tanto como a mí. Por último les dejo el Link a la Fuente


No hay comentarios:

Publicar un comentario