martes, 12 de enero de 2016

Encontrarte y finalmente poder descubrirte - Parte 6

  ¿Cómo relatar lo que pasó con Julieta? Todo venía sobre rieles, ambos estábamos muy bien y lo nuestro había tomado un dinamismo por demás interesante. Cada día la cosa parecía tomar más sabor y color. Pero abruptamente se produjo un silencio.
  Pasó un día, otro y otro, luego pasó una semana donde recibí una advertencia desde otro número de celular en mi WhatsApp. "Soy Julieta, por favor no me escribas ni me llames a ningún lado. Cuando pueda te explico. Gracias."
  Si bien recibir el texto fue algo tranquilizador, que sea tan poco explicativo da lugar a imaginar cualquier cosa. Pero logicamente daba a entender que algo salió mal o que pudo haber sido descubierta por alguien.
  Respeté su pedido y en muchos momentos me pregunté ¿Qué habrá pasado? Pero tenía la confianza suficiente para comprender que siendo la clase de persona que ella es. No dejaría cabos sueltos y fuera cual fuera la situación o su decisión, me lo informaría a la primera oportunidad que tuviera.
  No estuve equivocado, unos diez días después del mensaje por WhatsApp, me llamó desde su propio celular. "Holá Mío" dijo, con esa voz alegre y simpática que es su marca registrada. Escucharla así de ansiosa y alegre fue muy relajante para mí. "Nos tenemos que juntar" siguió inmediatamente sin que yo llegara a decir hola, como adivinando que estaba paralizado por la hermosa sorpresa. "Hola Julieta, que lindo escucharte" respondí, para luego preguntar "¿Vos estás bien?" A lo que respondió "Si todo bien y en parte te lo debo a vos. Por eso mismo es que quiero que nos juntemos cuanto antes y contarte bien todo ¿Qué te parece mañana? A media mañana, en ese mismo café de Tribunales donde nos reencontramos la primera vez?" Consultó, pero dando por seguro que así serían las cosas.
  Dadas las circunstancias y la gran intriga que provocó su alegría en mí, accedí. "Bueno, bárbaro. Besitos y nos vemos mañana". Dijo antes de cortar, casi apenas pude llegar a despedirme.
  Arreglé todo para hacerme un lugar al día siguiente. Casualmente debía devolver a mí hermano un par de DVDs con recitales de Nightwish y de los Rolling Stone que me había prestado. Lo que me quedaría más o menos cómodo siendo que trabaja en el Barrio de Monserrat y tendría una buena excusa para darle un fuerte abrazo o hasta incluso compartir con un almuerzo con él, cosa que hace mucho tiempo no hacemos.
  Fue planeado así, porque tenía le firme sospecha que Julieta no tenía ningún interés en hacer algo después del encuentro y simplemente se limitaría todo a una charla de café.
  El encuentro se dió un miércoles, por cierto un día de miércoles; porque era una mañana muy lluviosa, con un tráfico muy pesado hacía el centro, por eso y dadas las circunstancias, decidí dejar el auto en la cochera, para manejarme mejor con el subte. De esa forma podría estar atento al celular, ganaría tranquilidad y tiempo.
  Tomé el Subte D en Congreso de Tucumán a eso de las 9:00. Esa es una de las cabeceras de la línea y desde ahí ya salió completo. Si bien iba parado, había logrado ubicarme en un rincón bastante cómodo. Por suerte, en el viaje no hubo ninguna complicación y en no más de media hora estaba saliendo por la escalera de la Estación Tribunales. En ese momento la lluvia era bastante copiosa y caminar por la vereda de Talcahuano hasta el café y a esa hora fue una misión casi imposible. El punto de encuentro era la Pizzeria Capriatti, justo en la esquina de Talcahuano y Corrientes, donde sirven unos muy ricos cafés.
  Daba por descontado que había llegado antes que ella, por lo que opté por llamar a mi hermano para avisarle que podíamos almorzar juntos y que tenía los DVDs para devolverle. El obviamente aceptó y me dijo que lo pasara a buscar 12:30 y que tenía una hora para almorzar. Tiempo más que suficiente para charlar y ponernos al día.
  Al finalizar la comunicación, entro al local y oh sorpresa, Julieta ya estaba sentada clavándome la mirada y con su hermosa sonrisa. Sin formalismos, atacó a la yugular "¿Con quién hablabas? Porque conmigo no era". Y antes de darme tiempo a responder, me dijo: "Es una broma, no quiero explicaciones, pero espero no haberte complicado". "Para nada" respondí, "pero hola primero ¿No?".Entonces ella reacciona "Tenés razón. Hola" y su saludo vino acompañado de un beso en la mejilla y un cálido abrazo.
  "Gracias por venir, espero que entiendas que todo lo que tengo que decirte, lo tomes de la mejor manera posible" arrancó. Guau, no me dejó acomodarme en la silla y pedir mi café que ya me aplicó un golpe al hígado. "Pero quiero que sepas que estoy muy bien y sobre todo feliz. Eso en gran parte te lo debo a vos", fue lo segundo. Una de cal y una de arena pensé, aún así, de todas formas yo iba preparado para lo peor. Al venir el mozo ordeno mi café y ella me iba a acompañar con otro más, por lo que deduzco que había llegado hacía ya tiempo.
  "Bueno, contame qué pasó. Ya estamos acá y por lo que veo, no podés contenerte más. Por eso te pido que termines con este crimen" le dije, poniendo un poco de cara de víctima.
  Llegaron nuestros cafés y acto seguido ella arrancó contando con lujos de detalles todo lo que había pasado con su novio.
  Resultó ser que un día él la pasó a buscar por su trabajo, ella le pidió que la llevara a hacer unas compras para la casa, a lo que él por supuesto accedió. Antes de eso fueron a tomar algo, ella se estaba quedando sin batería en el celular y lo dejó cargando en el auto mientras él iba manejando. Hicieron las compras y en el apuro de bajar luego las cosas en la casa y despedirse, quedó el celular en el auto.
  Cuando ella lo llamó para confirmar si el celular estaba ahí, él le dijo que sí y que no se preocupara, que durante el día siguiente se lo llevaba al trabajo y que se lo iba a dejar cargando toda la noche así lo tenía completamente disponible. Julieta más tranquila de que no lo había perdido, estuvo de acuerdo con su novio, hablaron algunas cosas cotididanas y se despidieron.
  Al otro día se lo encontró al novio en la puerta de las oficinas, antes de que ella llegara. El tenía una muy mala cara. De alguna forma, sin respetar su intimidad tuvo acceso a su correo y llegó a los mails que yo le había mandado. Por suerte no había mensajes de textos, ni WhatsApp a la vista, pero aún así quería saber todo sobre mí. Ella como no es de mentir, ni ocultar cosas, le dijo la verdad, acotada, pero verdad al fin, lo que sí le pidió que lo hablaran después del trabajo a lo que él con un poco de mala gana accedió.
  Eso le dio a ella la posibilidad de preparar su versión de los hechos y fue ahí cuando desde el celular de un conocido del edificio donde trabaja me mandó el mensaje. Donde por cierto aprovechó en agradecer mi discreción.
  Cuando se juntó por la noche con el novio, el seguía con cara de mal humorado y demandando una explicación. Julieta le explicó a pantallazos generales quien había sido yo y que todo comenzó por el libro de "50 Sombras de Grey". Fue entonces, que yo le propuse leer material FemDom y que eso fue todo. Que luego, no se aguantó la curiosidad y quizo saber más, sobre si yo había tenido experiencias, cómo habían sido y cosas por el estilo.
  Ella fue más allá en su explicación y le dijo que todo ese rollo la había excitado mucho, pero que no estaba preparada para proponerselo a él. Por eso quería instruirse primeramente sobre los riesgos y beneficios, para estar bien segura antes de hacerle a él una propuesta.
  Julieta siguió contándome su relato de manera coordinada y prolija, describiéndome que el novio se quedó helado, que había perdido toda expresión, que se le había ido la cara de enojo, pero pasó a tener otra más preocupante. Duditativo entonces él le preguntó "¿Realmente querés vivir el sexo de esa manera?" Ella nuevamente trató de ser lo más sincera que pudo y le dijo que esa química se tiene que dar, que es algo muy poco común, mucho menos en una sociedad machista. Pero que sí estaba entre sus fantasías jugar un juego de roles y ver lo qué se sentía.
  Así se fueron a tomar algo y seguir charlando del tema; el preguntando y ella respondiendo por casi dos horas. Cuando se dispuso a llevarla a la casa, en el auto no dijo una palabra, incluso apagó la radio. Ella sintió que el aire se podía cortar con un cuchilo de lo denso que estaba. Por supuesto que esa noche no pasó nada entre ellos y ella consideró que bastante bien lo estaba tomando, a su vez se sentía bastante liberada al blanquear todo esto con él. Pero me reconoció que su novio tenía cara de estar planchado.
  Al día siguiente no tuvo noticias de él. Recién al segundo día se comunicó con ella para proponerle salir el sábado a la noche a cenar unas pizzas y después al cine. Julieta me aseguró, que el tono de su voz era neutro, casi inexpresivo, pero ella aceptó con gusto la invitación y con toda ternura le preguntó si se sentía bien. El respondió que creía que sí, que estaba tratando de digerir todo y que seguramente para el sábado tendría una decisión tomada, que de lo que si estaba seguro era de que no la quería perder y que ella era alguién muy importante y valiosa en su vida.
  El sábado llegó, Julieta me cuenta que se arregló como una diosa y que su novio pasó a buscarla a la hora convenida. Fueron a una muy linda pizzería por la zona de Mataderos, sobre Alberdi. El comercio era nuevo y estaba muy bien equipado, pero ella no se acordaba el nombre del lugar, porque tenía toda su atención puesta en su novio. El estaba esquivo a tratar ninguno de los puntos sobre la última conversación que habían tenido. La charla era algo más distendida y estaba orientada a cosas muy cotidianas de ambos. A esa altura, ninguno de los dos quería sacar el tema por temor a arruinar la velada.
  De la pizzería tomaron rumbo para los cines de Caballito, para ver una película francesa llamada Samba. El había elegido esa película con el propósito de encontrar algo de tono romántico para conciliar las aguas. En el cine hubieron algunos mimos y caricias, pero no había existido ningún beso conciliador, de esos apasionados que tanto le gustan a Julieta.
  Al salir del cine, él le preguntó ¿Qué prefería? ¿Volver a su casa o pasar la noche en su departamento? Ella respondió que a los hijos ya le había dicho que esa noche se iba a quedar con él, por lo que prefería la segunda opción. El silencio o las conversaciones esquivas siguieron un tiempo más, casi hasta llegar a la puerta misma del departamento del novio.
  En ese mismo momento, Julieta no aguantó más, lo empujó contra la pared y tomo la iniciativa con uno de sus besos mágicos, sin dejarlo tomar aire, usó una de sus manos para chequear si estaba logrando excitar su pene. Obvio que tomó el control de la situación y su novio se rindió sin ofrecer la más mínima objeción o resistencia.
  "¿Querés saber lo qué es una mujer dominante? Yo esta noche te lo voy a enseñar". Sentenció.
  "Abrí la puerta" le ordenó inmediatamente a continuación. El como si hubiera sido poseido por ella obedeció y se mostró accesible a ella.
  Lamentablemente Julieta no quizo contarme ningún detalle más de lo que pasó esa noche. Simplemente me dijo que lo practicado conmigo le sirvió de mucho para que ella se sintiera con tanta confianza y seguridad para asegurarse toda la atención del novio. Ella estaba convencida que la relación de ambos había subido un escalón.
  Al oir toda la versión de lo acontecido entre ellos, me dio un poco de pesar que no alimentara mi morbo, ocultándome los detalles más importantes. Pero yo ya había tenido mi parte y con solamente soltar un poquito mi imaginación, me pude hacer una idea de lo que pasó.
  En lo personal, no me quedó más que alegrarme enormemente por ella. Le aseguré que las cosas en pareja se viven mucho mejor; con más intensidad y por supuesto con menos culpas.
  Julieta me dice que le estaba haciendo las cosas mucho más fáciles al decirle todo eso, porque su novio se había ofrecido a acompañarla en sus fantasías, con dos condiciones: La primera era que fuera paciente y que llevara las cosas muy, muy despacio. La segunda y la más importante, era que ella no tuviera más contacto conmigo o ninguna otra persona del ambiente BDSM o del FemDom por el momento. Que en lo posible tampoco viera películas o leyera nada más de lo que ya había hecho. Porque él quería que crearan ellos mismos su propia historia y que la misma no se viera contaminada con la influencia de los demás, ni que fuera puesta en comparación. Hasta le pidió que trate de borrar las imágenes de 50 Sombras de Grey, que tanto la fascinaban.
  Eran peticiones practicamente imposibles de cumplir, pero muy entendibles y respetables. En parte hablan muy bien de él, porque está dispuesto a ser el compañero que ella soñaba y a cuidar lo de ellos y por otra parte se notaba una gran voluntad de hacerla sentir la digna merecedora de todas las atenciones posibles por parte de él.
  Hacia rato que habíamos terminado nuestros cafés. Es más, si quería encontrarme con mi hermano, estaba con los minutos contados y con más premura si lo hacía caminando. Por suerte la lluvia había parado y recién en ese momento encontré la oportunidad de decirle a Julieta que con quien estaba hablando por teléfono antes de entrar, era con mi hermano y que habíamos quedado para almorzar juntos ese día y que debía devolverle unos DVDs y a modo de prueba se los exhibí.
  Nuevamente Julieta, me agradeció por todo. Con su carita de ángel me pidió que la entendiera, que no tenía intensiones de perder el contacto conmigo, pero que por el momento quería poner lo mejor de ella para lograr concretar algo lindo con su novio. Algo único y de ellos dos solamente.
  Pedí la cuenta y le afirmpe que por supuesto de mi parte tendrían toda la colaboración posible. Aunque eso implique estar completamente al margen de ella. Pero que así es la vida y no me quedaba otra cosa que desearles de corazón todo lo mejor y que pudieran llegar bien, bien lejos y que su amor se fortaleciera.
  Nos despedimos con fuerte abrazo, ella al borde de una lágrima, lo que me partió el alma. No creía ser merecedor de un honor tan grande, sino todo lo contrario. Era yo el eterno agradecido a esta nueva oportunidad que me había regalado la vida de poder descubrir a Julieta de esa manera. Tan angelical y con tanta luz en su rutina diaria y tan fogoza en la intimidad. En ambos mundos, una mujer increíble y de excelente calidad humana, como pocas veces se encuentran en la vida.
  Con dolor, estaba cerrando un nuevo capítulo de esta historia. Con un final feliz, pero final al fin.
  Por suerte, el encontrarme luego con mi hermano sirvió para poder pasar más facilmente ese trago amargo por la garganta y tratar de distraerme. Luego en el camino de regreso a casa, cerrando los ojos me dejé llevar a nuestros mejores momentos y el aroma de su perfume fue acompañándome en esa soledad, pero a medida que iba llegando a mi destino, esas fragancias se iban disipando.

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