miércoles, 19 de abril de 2023

Crónica de un final anunciado

  Como lo anticipara en mi última publicación de este tan querido Blog; donde meses atrás estaba dando todas las alertas o los últimos avisos para evitar que la vela de nuestro amor se consumiera completamente. Con pesar digo que no lo logramos evitar; el hermoso proyecto se cayó y no quedaban más fuerzas, ni motivaciones para querer levantarlo. Ya no hay mucho por hacer, más que aceptar el triste final y buscar profesionales para que nos ayuden a disolver el vínculo matrimonial que por tantos años nos había mantenido unidos.
  Una vez más me toca pasar por el profundo dolor de una separación matrimonial, la frustración frente al fracaso y a eso sumarle la carga de estrés que surge de toda esta situación. El matrimonio es algo que va más allá de una simple relación en pareja y les aseguro que es muy duro el impacto que se siente cuando todo se termina y se deja el hogar, el proyecto, los sueños y por supuesto las fantasías.
  No solo debemos considerar los problemas, la burocracia y los tiempos legales que un divorcio puede producir. Lo más duro de disolver es ese Contrato BDSM/FemDom en el que por semanas ambos estuvimos trabajando y dándole forma. Ese Contrato que se vio formalizado mucho antes del matrimonio y en una de las más hermosas ceremonias que haya tenido la oportunidad de vivir.
  No seré hipócrita en decir que no se tiene conciencia de que todo se puede terminar. Tener pleno estado de conciencia de esa realidad, nos motiva para que cada día de nuestras vidas lo disfrutemos a pleno tratando de dejar lo menos posible para mañana. Uno va invirtiendo un montón de cosas cada día en el proyecto y afirmándose que sólo la muerte puede detenernos. Uno no se prepara para enfrentar el más triste de los finales. Ese que te demuestra que el proyecto puede fracasar por la simple incompatibilidad de la pareja. Las causas de dicha incompatibilidad pueden ser resumida en dos puntos, o en una lista interminable de reproches.
  Cuesta muchísimo mantener la calma en la mente y en el corazón mientras se están viviendo todos estos cambios de vida. Hablo de vida, pero en realidad lo que está pasando es que estamos parados en el velatorio del proyecto más importante de nuestra existencia hasta la fecha. Con ese proyecto se muere una parte de nosotros que sabemos deberá pasar por su duelo y así muy pronto resucitar en otra cosa. Con otro nombre, otro rostro y otras características. Lo lógico sería no aceptar nada por debajo de lo que se tenía anteriormente. Tiene que ser equivalente y con el potencial de ser algo mucho mejor si damos verdaderas pruebas de haber aprendido de nuestras experiencias pasadas.
  ¿De qué manera me voy dar cuenta que no quiero menos y que he aprendido de lo sucedido?
Lo primero es aceptar las cosas con calma y a pesar de tener que aceptar el fracaso, tenemos que dar crédito a que la Matrix no cerrará una puerta, sin dejarnos otra abierta para poder salir a lo próximo que vendrá. Habrá desafíos y nuevas etapas para descubrir. Las energías deben estar puestas en ese futuro que no llegó y no en aquel pasado que ya no volverá.
  Las etapas de ruegos y negociaciones quedaron atrás, sin importar que tan sumisos seamos hay una dignidad y un compromiso con nosotros mismos a ser felices que no podemos abandonar. “Quien no te valora, no te quiere” dice un dicho. Por eso mismo, debemos aprender a regalar nuestra ausencia a quien no valoró nuestra presencia.

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