domingo, 13 de abril de 2014

Convirtiendo a su novio


  Para empezar diré que este relato no es completamente mío, sino que está inspirado en otro muy bueno en “Guía Cereza”, yo simplemente lo pasé a tercera persona y lo condimente a mi gusto.

  Ahí estaba ella pasando las noches pensando y fantaseando cómo sería convertir a su novio en su nenita. En una buena verga fijada a un arnés y las cosas que ambos sentirían cuando fuera entrando en ese delicioso y estrecho culito virgen. Ella no tenía dudas que se sentiría en la gloría.
  A continuación les contaré como la fantasía de esta señorita, se fue materializando en propuestas y hechos hasta convertirla en una feliz realidad para ellos. A este proceso ella lo llamó: “Su Camino al Pegging” y desde el momento que entró la idea a su cabeza, se había vuelto una obsesión. Con solo pensarlo se le erizaba la piel, dentro de ella tenía la seguridad que su compañero no sólo accedería, sino que sería algo sumamente excitante para ambos.
  Para empezar, lo más importante sería recolectar toda la información posible, conocer las experiencias de otros, ver videos, relatos y catálogos donde poder tener una idea de cual podría ser el arnés que más se ajustaría a sus necesidades. Internet en ese sentido, es una de las herramientas más poderosas. A medida que más veía y leía más se iba excitando con la idea.
  Concluido ese primer paso, luego de haber elegido y separado el dinero para aquel arnés doble y con vibración que ella lo consideró perfecto para su debut en el pegging, se encontraba viajando hacía el Sex Shop donde lo iba a comprar, mientras su cabeza se iba llenando de más y más pensamientos, ya estaba obsesionada con el asunto y sin siquiera haberlo comprado, ya quería estrenarlo con su novio. Entrar al local sola, fue superar otra barrera, pero el vendedor que le toco fue sumamente gentil y le brindó todo tipo de información y sugerencias extras para que nada fallara, como ser el uso de un muy buen lubricante para que asegurarse de que todo fuera bien placentero y tuviera éxito.
  Restaba solamente concretar todo. Para eso ella lo llamó por teléfono y en una charla muy, muy caliente le dejó bien en claro que tenía necesidad de estar con él y de sentirlo, pero sin dar a entender lo que realmente tenía pensado. Así fue que quedaron en encontrarse esa misma tarde en un café cerca de uno de sus albergues transitorios favoritos.
  El llegó puntualmente, se sentaron a tomar algo y ella estando cada vez más cerca de lograr su cometido le anticipó que tenía preparada una sorpresita para él. No tenía ni la más remota idea de lo que esperaba, pero para asegurase que no se le escapara, le dejó en claro que él no tendría que hacer nada, que ella se ocuparía de todo y que él solamente debería dedicarse a gozar.
  Frente a tal propuesta, él no dudó un instante, pagó la cuenta de lo consumido y se fueron al hotel alojamiento. Cayó en la trampa, pensaba ella, que con solo pensar en lo que se venía comenzó a mojarse. Pidieron una habitación por un turno de tres horas y cuando se trabó la puerta de la 7, se inició todo.
  Ella lo comenzó a besar, poco a poco iba desabrochando los botones de la camisa y bajando con sus besos, lo acariciaba, lo lamía y lo hacía gemir de placer. Cuando terminó de desnudarlo, ella sacó de la cartera una bombachita de encaje negro y le dijo “Mí amor te pido que te la pongas para mi y después te acuestes boca abajo en la cama y por nada del mundo te tenés que dar vuelta hasta que te diga”. Por suerte para ella todo iba sobre ruedas, él sin preguntar nada y de manera obediente accedió a sus demandas.
  De tan solo verlo así tan sumiso y obediente a sus caprichos con su hermoso culo a su merced, desató en ella su primer orgasmo mientras lo acariciaba. Estaba todo dispuesto, el buen clima no podía decaer. Ella se dispuso a completar la sorpresa y rápidamente se puso el arnés. Para la parte de ella no tuvo ninguna necesidad de lubricarlo, puesto que ya estaba muy mojada.
  El quiso tratar de ver lo que ella estaba haciendo y recibió un grito “cerrá los ojos”, entonces ella se acomodo al lado de él en la cama y mientras lo besaba cerca del oído le dijo: “esta tarde la novia vas a ser vos y yo te voy a comer toda”. Estaba a mil por hora, su sueño se estaba haciendo realidad, su calentura era cada vez mayor y al ver que no ponía ninguna resistencia se decidió a avanzar, bajó la intensidad de la luz roja de la habitación al mínimo y entonces le dijo “ya podes abrir los ojos”. La cara de sorpresa de su novio al verla parada junto a él con su arnés. Sin dejarlo preguntar nada, ella le ordenó chapárselo.
  Ella sin poder dar crédito a lo que sus ojos veían, su novio comenzó a hacer lo que le fue requerido, al principio de manera insegura, pero lo hacía. Sin poder controlarse, ella lo agarró de la cabeza y le marcó el ritmo y la profundidad dentro de su boca. Estaba completamente entregado.
  “Ponete en cuatro sobre la cama” fue la orden siguiente, encendió el vibrador y a modo de práctica simulaba que lo penetraba. Lo acariciaba, lo rasguñaba, lo besaba y él temblando de pavor se le sentía como se le entrecortaba la respiración por la excitación, gemía cada tanto mientras su verga se iba poniendo cada vez más dura.
  Ahí ella le abrió las piernas, lamía su culito mientras lo manoseaba por completo, ya no había vuelta atrás y esa tarde él se convertiría en su nenita, mientras ella se iba metiendo en el personaje masculino siguió desarrollando su libreto.
  Mientras jugaba con sus dedos, su culito se iba dilatando cada vez más, estaba todo perfectamente listo y lubricado. Ella sentía que estaba por acabar nuevamente en cualquier momento, debía controlarse, trato de detener lo que estaba haciendo, pero él pidió que siguiera. “¿De verdad querés que te meta esta pija en tu culito virgen?” pregunto ella. “Si quiero” respondió
  Eso la elevó a las nubes. Tomo entre sus manos la enorme verga que salía de su arnés mientras seguía funcionando el vibrador, ya la sentía como una parte de su cuerpo mientras lo lubricaba cuidadosamente, su novio estaba a segundos de ser desvirgado y en convertirse en su novia.
  Para poder ver mejor todo lo que vendría, aumentó la luz en la habitación. No quiso sacarle la bombachita, porque era el toque femenino que a ella le excitaba y le hacía sentir más control sobre él, por eso simplemente la corrió delicadamente. Con los dedos de una de sus manos le abrió el culo, mientras con la otra apuntaba la verga directamente al blanco.
  Se ve sorprendida al ver con que facilidad entró la punta, empujo más y al mismo tiempo ella sentía también lo mismo dentro de ella por la otra parte del arnés. Poco a poco la iba clavando más y más, mientras la metía y la sacaba. Ella en su rol masculino sentía como su novia gozaba, gemía de dolor, pero jamás dijo que se detenga.
  “Mi vida, ya está toda adentro” le dijo, había logrado clavarla hasta el fondo. Mientras su compañero se retorcía de placer y dolor, ella sintió curiosidad por saber el estado de su pene y vaya sorpresa al tocarla y sentirla todavía erecta.
  Lo mandó darse vuelta, que apoyara su cintura sobre un par de almohadas, que llevara las piernas lo más atrás posible y las retuviera así con sus manos. Entonces nuevamente lo volvió a clavar, con un ritmo más firme mientras lo masturbaba y le decía: “Hoy sos mi novia y en el futuro te voy a clavar así todas las veces que quiera. Quiero que sientas lo mismo que yo cuando me clavas a mi”. En ese momento ambos habían logrado elevarse al cielo.
  Ella estaba llegando al límite de sus fuerzas, por lo que lo mandó ponerse en cuatro patas nuevamente. Una posición que a ella la enloquece y que le iba a permitir sujetarlo bien fuerte de la cintura para que no se le escapara. Le sacó la bombachita para poder contemplar ese culo dilatado antes de la última embestida. Le agregó algo más de lubricante, se acomodo por detrás y lo clavó con fuerza una y otra vez, aceleró su ritmo y sus tetas saltaban de un lado al otro con cada embestida. Ya lo había sometido por completo, lo agarraba de los hombros y lo tiraba hacía ella mientras le clavaba el miembro del arnés hasta el fondo haciéndolo desaparecer. Cada tanto manoseaba su pecho y le pellizcaba sus tetillas, bajaba sus manos para saber que su pene siguiera erecto y su cachorra siguiera bien excitada. Gemían al unísono, ella estaba teniendo un orgasmo fenomenal, como si se orinara a chorros y su sumiso novio también acabo como un verdadero semental dejando un gran manchón de semen en las sábanas del hotel.
  Ambos extenuados se recostaron y se fundieron en un abrazo en el lado más seco de la cama, esperando el llamado de finalización del turno, ya no quedaba tiempo para revanchas esa noche, apenas para poder higienizarse y vestirse. No hubo palabras, solo un delicioso silencio.
  Quedó marcado un antes y un después en la vida de ambos, el futuro se mostraba inquietante e incierto. Ella sospechaba que él de una u otra forma iba a querer cobrarse todo lo que vivió. A su vez, ella disfrutó tanto de su rol dominante, que difícilmente pudiera renunciar y se lo dejó claro en el dulce beso de despedida cuando le dijo “vas a ser mi nenita y te voy a comer todas las veces que quiera, vos también si te portas bien conmigo, vas a poder usar tu verga. Dulces sueños vida”.

Fuente de inspiración para este relato

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