sábado, 26 de abril de 2014

Hablando de dominación o ser dominados

  Si uno va leyendo distintos artículos, visitando distintos Blogs amigos relacionados con la sexualidad, sobre todo aquellos pertenecientes a personas con mentes abiertas o libres. Nos vamos a encontrar con que cada vez es más común ver hombres que comparten tareas con su pareja ,o más aún, que las apuntalan y apoyan para que tengan un rol más protagónico.
  El hombre ya perdió la iniciativa y el control en muchas parejas, son de una manera fuera de la casa, pero en la intimidad se relaja y prefiere ser dominado por su compañera, siendo ella quien disponga de todo, hasta incluso las reglas para la cama.
  No voy a negar que hay mujeres que no quieren saber nada con esta clase de hombres y de acuerdo a lo que conozco y veo, esas mujeres fueron educadas en familias tradicionales, donde el sexo no es algo prioritario, algo de lo que no se habla de forma natural y está limitado a ser tratado en los dormitorios, casi como si fuera algo tabú. Es como si la única utilidad del sexo fuera la concepción de hijos, generando así otras responsabilidades y prioridades, dejando los placeres personales en un plano secundario.
  Pero hay otras mujeres con mentes más amplias y autosuficientes, que no solo están dispuestas a competir en cualquier plano con un hombre, sino que van mucho más allá, desarrollando una capacidad y una autoridad para someter a hombres y mujeres a sus más oscuros placeres.

¿Quién es quién?
  En los comienzos de cualquier relación, no todos se muestran tal como son. En tal sentido Silvina Eseretz afirma "que muy pocas veces las personas se muestran tal como son en realidad, no significa que sean farsantes, sólo necesitan cuidarse del mundo que los asedia". A veces lleva meses conocer a las personas, además se da un acoplamiento o una metamorfosis a la nueva pareja, lo que también produce cambios importantes en cada uno. Hasta se dan casos, en los que esos cambios son una causa común de desilusión.
  Socialmente muchas cosas han cambiado en estos tiempos, los padres educan a los hijos de una manera más laxa y abierta, los diferentes cultos ya perdieron fuerza para imponer sus doctrinas. Los chicos ven como muchas madres trabajan a la par de los padres y a estos últimos haciendo tareas del hogar en ausencia de la mujer de la casa. Muchas mujeres afrontan solas la conducción del hogar. Por lo tanto los jóvenes varones que salen de esos hogares, tienen una admiración argumentada por la mujer, la valoran de una manera especial y cuando encuentran su pareja, es más probable que se dejen cautivar por sus encantos y hasta se dejan dominar por ellas.
  Lo contrario sucede con las jóvenes mujeres, que serán más dominantes y con el ejemplo de la madre, serán más autoritarias, independientes y manipuladoras, incluso en lo sexual serán quienes marquen el ritmo y hasta pongan las reglas. Ella sigue teniendo un rol servicial, pero es más dominante, persuasiva, difícil de controlar y es muy creativa. Sabe que el hombre tiene una dependencia casi natural de la mujer, que es masoquista y que a veces aprende mejor por golpes, que por la razón.
  Citando nuevamente a Silvina Eseretz, ella nos dice que "el sexo dominante es más fuerte y más pasional, desenfrenado, sin límites a veces, las energías que gastamos son exclusivas y excitantes. Pensar sobre el sexo desde un punto dominante da más fuerza, vigor y valor para hacer lo impensado, dejarse llevar por los impulsos te sugiere y abre un abanico de posibilidades para explorar tus más profundas sensaciones y necesidades". 
  En lo personal, estoy completamente de acuerdo con Silvina Eseretz, por desgracia lo aprendí pasando los cuarenta, pero aún así, logré tener experiencias que dan prueba de eso y espero seguir por ese camino.

Darle el mando a la mujer
  Para mí no tiene nada de malo darle el mando a la mujer. Es más, desde que lo decidimos así, es algo que siempre me resulta atractivo y desafiante. Mi Reina todavía no logró darse cuenta de la autoridad que tiene, pero poco a poco se va dando cuenta del placer que le da saber que estoy casi de manera incondicional a sus pies, que con solo desear algo y hacérmelo saber, yo haría lo posible por materializarlo.
  Aquellas parejas que nos animamos a incorporar el sadomasoquismo como parte de nuestros juegos o roles sexuales y que poco a poco vamos practicando e incorporando nuevos tipos de juegos y hasta algunas torturas o castigos, no podemos negar ser diferentes. En el ambiente BDSM se suele decir que salimos del "Mundo Vainilla". No reniego de eso, ni me asusta, porque reconozco que me gusta las sensaciones que me transmite el dolor. También sé que no es algo común que un hombre se someta a una mujer. Pero tengo grabado a fuego cada uno de esos momentos de placer extremo, todos mis sentidos se vuelven receptivos al máximo y si estoy privado de alguno de ellos, se potencian más los otros.
  Debido a esas experiencias, mi mente le ordena a mi cuerpo obedecer a "Mi Reina" y mientras ella siga produciendo esas emociones electrizantes, sin lugar a dudas gozará de todo el mando sobre este humilde servidor. Silvina Eseretz afirma que "No es malo ser adictivo, como tampoco lo es ser dominado, son conductas que hay que aprender a manejarlas o quizás herramientas que pulir y utilizarlas en esos momentos de placer al máximo donde se mezclan las ganas, energías compulsivas de hacer cosas impensadas, todo vale si sabemos aprovechar las ocurrencias en el momento indicado". No sé si ya soy un adicto a estas prácticas, pero brindo porque esto se potencie y dure mucho tiempo más.

Fuente de consulta

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