jueves, 20 de septiembre de 2018

Los dispositivos de castidad

  Siguiendo las precisas instrucciones de Mi Señora Lady Eros, he comprado dos dispositivos de castidad (uno de plástico y otro de metal) para que estén a su disposición cuando ella esté de regreso.
  Por lo que he leído en varios Blogs amigos, pareciera ser que esta es una de las fantasías más recurrentes entre los sumisos. Es decir que lo interpreto como parte del A,B,C del FemDom: Servidumbre, Sodomía y la Castidad Forzada.
  El objetivo de la castidad, según los que están avanzados y experimentados en estas prácticas; afirman que el sumiso se vuelve más dócil, complaciente, mucho más dispuesto a aceptar castigos y someterse a sesiones más largas y duras. Pero por sobre todas las cosas, afirman que el sumiso es más feliz.
  Lo que esta práctica propone, es ceder por completo el control de nuestra sexualidad a nuestra Ama. Para ser más claros, no pasa por estar largos periodos sin tener un orgasmo, sino que el punto principal radica en que solo podremos eyacular cuando nuestra Dómina así lo decida y probablemente, también será de la forma que ella lo decida. Considero personalmente que es una de las pruebas más que evidente que le estamos dando a ella todo el poder y el control de lo más íntimo y valioso que tenemos como hombres.
  Parece ser una realidad a viva voz que la castidad aumenta el sentimiento de sumisión. Los sitios webs que tratan sobre este tema, afirman que todo esto se debe a nuestra producción de hormonas. La estimulación sexual estimula la producción de dopamina (la hormona del placer) y oxitocina (la hormona de la conexión y la unión). Entonces, al pasar por ciertos periodos de castidad, hace que produzcamos una sobredosis de esas hormonas que nos hacen sentirnos más unidos a nuestra Ama. Ese estado de conexión nos haría experimentar un enorme placer.
  La eyaculación masculina produciría el efecto contrario, ya que estimula la producción de prolactina (la hormona de la saciedad), que a su vez detiene la producción de las dos hormonas anteriores. Estos efectos generalmente duran entre una y dos semanas.
  Los que practican la castidad, reconocen que luego de eyacular se vuelven más rebeldes, díscolos, desobedientes y hasta incluso rechazan someterse a los castigos. Ellos afirman que, cediendo el control, el propio placer ya no importa, porque está fuera de nuestro alcance conseguirlo. Nuestra Ama será quien administre, regule y dosifique nuestro placer, dependiendo nuestra sexualidad exclusivamente de ella. De esa forma se logra más fácilmente identificar el placer o su fuente y esa fuente será la voluntad de nuestra Ama.
  Superada esa primera etapa, se dice que aprenderemos a disociar el placer de la eyaculación, nuestra devoción y felicidad debería ir en aumento con el correr de los días.
  Lograr la Castidad Forzada y que esta sea de común acuerdo, no es algo que se pueda conseguir rápidamente. Lleva tiempo, dedicación y paciencia. Tiene que haber una voluntad por parte del Ama en entrenarnos y moldearnos en estás prácticas. Tiene que hacernos sentir seguros de que hay recompensas por hacerlo. No debemos olvidarnos que estaremos dejando de disfrutar por nosotros mismos de nuestros orgasmos, para pasar a complacer únicamente nuestra compañera Dominante.
  Superar el día a día es todo un desafío, pero si nuestra Ama haciendo uso de imaginación y talento sabe crear la ambientación adecuada, esos orgasmos posteriores a la castidad serán mucho más potentes que cualquier cosa vivida antes.
  Yo no puedo dejar de reconocer mis temores y reservas a esta práctica, pero seguramente a Lady Eros poco le importará lo que yo pueda querer o pensar, por otro lado, sé que le gusta y le satisface mis servicios como su semental, por lo que no tengo dudas que lograremos alcanzar el justo equilibrio. Lo que sí, su autoestima y empoderamiento dentro de nuestra relación se verá potenciado considerablemente.
  Ya en mi próxima entrada sobre el tema, estaré dando opinión propia de cómo lo viví o lo sentí y por otra parte me gustaría también conocer cómo lo vive y lo siente Lady Eros.

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