domingo, 24 de noviembre de 2013

Mi primera experiencia FemDom

  Como ya algunos sabrán, mi nombre en nuestras fantasías es “Mío” y he decido relatar como junto a “Mi Reina” nos fuimos involucrando en los juegos de cambios de rol o mejor dicho FemDom.
  En nuestro caso, como en muchos otros que he leído por ahí, la propuesta salió de mi parte. Hacía bastante tiempo que tenía entre mis películas XXX una titulada “Las Chicas Atacan” (su título original en inglés es “Strap Attack 5”). Por un par de años fue la única película que tenía de ese estilo y no recuerdo bien cómo llegó a mi colección. Lo que sí, nunca la había compartido con “Mi Reina”, porque no se había dado la oportunidad y si bien a ella le gustan las pornos, a veces tiene muchos prejuicios al momento de verlas. Es decir que veiamos películas más bien light y lo máximo que se permitía ver eran escenas de “sexo anal”, es más, diria que eran las escenas que más le gustaban.    
  Conociéndola descontrolada cuando algo le gusta, no voy a negar que tenía miedo de proponer algo que a ella le gustara y yo después no pudiera acompañarla. De todas maneras la idea ya me quedó dando vueltas por la cabeza por varios días.
  Así llegamos a un fin de semana que los chicos tenían otro programa y no iban a estar en casa hasta el domingo a la noche. Era el fin de semana apropiado para tirarme a la pileta; ya que ambos íbamos a estar relajados y tranquilos, con tiempo de sobra como para que todo saliera muy bien. Ambos sabíamos que esa noche de sábado de fines de agosto del 2012 sería especial, pero yo tenía muchas más expectativas que ella. Así fue que prepare el reproductor en el dormitorio, trate de dejar algunos juguetes a mano que por lo general eran para ella, salvo el arnés que desde el Swinger que no lo habíamos sacado de nuestra "Cajita Feliz".
  Entonces la espere en la cama lo más tranquilo posible hasta que saliera de la ducha. Cuando vino al dormitorio, le dije: “Esta noche que estamos solos me parece ideal para que veamos una peliculita ¿Qué te parece?” Ella sin ninguna clase de reparos accedió, pensando que sería igual a las que habíamos visto. La primera escena un poco me jugó en contra, porque arranca con dos chicas con los arneses colocados y se pensó que era una lésbica. Por lo que demostró poco interés, habíamos quedado en que el Swinger era pasado y no quería volver a estar con otra mujer. Traté de calmarla y que siguiera viendo, que lo mejor estaba por venir. Es ahí, cuando sacan a un sumiso de una envoltura en la que esta tirado sobre el piso.
  La cosa cambió y no pronunció más una sola palabra y se quedó atenta mirando como lo iban preparando al pobre muchacho para ser duramente penetrado hasta decir basta por esas hermosas señoritas.
  No sé si por la novedad o que fue, pero le pico la idea, entonces yo manifesté que estaba dispuesto a probar que se sentía, pero que necesitaba que ella estuviera de acuerdo. No muy convencida accedió, pero me pidió que paramos la película porque no le permitía concentrarse.
 Así fue que ella me pidió que me pusiera pecho arriba. Luego reclinó mis pies y empezó a masturbarme con una mano y con la otra iba acariciando mis nalgas. Empieza a deleitar a mi socio con su boca, una experta en ese arte, pero esta vez dejaba salir su saliba y con la mano la llevaba a la zona de mi agujero y con masajes trataba de relajarlo.
  Tomó el lubricante de la mesa de luz y lo untó en uno de sus dedos y lo puso a trabajar, luego el segundo y a cada rato me decía: “¿Te duele? Cuándo me digas basta yo paro”, mientras que yo realmente lo estaba disfrutando, era algo completamente nuevo para mí y ella lo estaba haciendo muy bien.
  Luego de que los dedos jugaran con cierta facilidad, ella considero que era el momento de pasar a los juguetes para ganar algo más de profundidad, eligió algunos de los que ya estaban preparados. Pero ya no tenía tanta paciencia, “Mi Reina” se había comenzado a excitar con la situación, se colocó el arnés y buscó penetrarme, yo en todo momento estuve panza arriba, ella me hizo sostener mis pies hacia atrás para que le ofreciera mi culo virgen. Me penetro poco a poco, muy suavemente, con mucho amor, pero a los pocos segundos ella acabo de una manera impresionante que le impidió seguir. Se recostó a mi lado y se lleno de sentimientos de culpa diciendo que no lo debería haber hecho, que me lastimó y cosas por el estilo.
  No puedo mentir y voy a reconocer que el único sentimiento o sensación que tenía, era la de haberme dejado con todas las ganas. Traté de buscarla, pero cuando ella acaba, necesitaba en aquellos tiempos estar tranquila un buen rato antes de poder continuar. Yo no aceptaba quedarme así, me había preparado más que bien y en el momento del plato principal me abandonó y para colmo me negaba el postre.
  Quedé mal y no pude evitar exteriorizarlo. Luego de unos minutos de ella verme mal, me buscó con esa boca maravillosa, que con solo acercarla a mi socio, él se despertó para ella. Me hizo un muy lindo pete, no le costó hacerme acabar, porque sus manos conocen perfectamente mi ritmo y ya no hay manera que pueda resistirme a darle mi leche cuando ella la quiere.
  Pero yo seguía como mal humorado, no me había dejado bien, me fui a dar un baño y sin mediar muchas más palabras, así nos habíamos dormimos. Para mí el sábado ya no había terminado como yo me lo había propuesto y sin sentido, eso me había puesto muy mal. Sé que todo esto suena muy egoísta y de sólo recordarlo me siento una mala persona, pero de contar algo diferente, estaría mintiendo.
  A la mañana siguiente nos despertamos muy tarde, un hermoso día de sol fue el marco para que comenzáramos a hablar más relajados y tranquilos de lo que pasó la noche anterior. Ambos ya estábamos muy bien y yo con mucha desilusión le dije “que había llegado a la conclusión de que las mujeres me habían mentido por años, porque el sexo anal no era algo doloroso”. No paraba de reírme por eso, porque me habían hecho la película por años que era algo casi insoportable y pensaba que cuando alguien me entregaba la cola, era como si me entregara el alma misma.
  Por la hora, decidimos saltar el desayuno y directamente pasamos a preparar el almuerzo. Ambos seguíamos de muy buen humor, hasta que “Mi Reina” seguramente por mis argumentos se sintió movilizada a intentarlo de nuevo y ese sería su postre.
  Esta vez arrancamos en el living, con la misma película pero en la siguiente escena, ahora sin detener la película empezó a jugar con sus manos y lubricantes, mientras me tenía a mí tendido en el sofá. Se notaba que buscaba instruirse con cada toma de la película. Sus manos ya no hacían movimientos suaves y lentos como la noche anterior, sino muy por el contrario eran movimientos más firmes y rápidos. Hasta que dijo “vamos para la pieza”.
  Se notaba claramente que “Mi Reina” esta vez no sería la de la noche anterior. Ahora si le tenía miedo porque durante toda la mañana estuve sobrador y canchero con ella. Una vez en la pieza, no usó juguetes, directamente se puso el arnés, le colocó nuestro consolador rojo y me ordenó ponerme en cuatro y mirando al espejo de la cabecera de la cama. Puso bastante lubricante en mi culo y en el consolador diciendo: “Vos querías que te coja, ahora vas a ver” sentenció. Fue muy suave al momento de introducirlo, lo sacaba y lo metía despacio, pero cada vez más adentro. Luego de un ratito así, ella se quedó quieta y me ordenó a mí moverme, para que sea yo quien haga el trabajo y me la metiera hasta el fondo. “¿Querés duro?” Me dijo, yo ya estaba entregado no me quedo otra que responder “Si mi amor”, entonces “Mi Reina” se comenzó a mover rápido, fuerte y adentro, me dio así un buen tiempo, yo mordía la almohada del dolor, pero el placer que me estaba dando era impresionante. Sin ella acabar la saco y me dijo “Ahora cogeme vos un poquito pero no acabes porque tengo algo más para vos”, yo obedecí y le di hasta que ella se dio cuenta que estaba por acabar, por eso me ordenó parar y recostarme panza arriba.
  Llegó el momento de mi gran prueba, conocer y sentir a “Su Amigo”, un vibrador de medidas considerables, sobre todo de diámetro, lo preparo con mucho lubricante, lo puso a funcionar y lo reemplazo en por el rojo que estaba en su arnés. Me hacía sentir la vibración en mi pene, en mis testículos y vino la pregunta que me tocaba en el orgullo: “¿Este te lo vas a bancar?” Que otra cosa podía responder, “Si mi amor”. Esta vez ya no podía emitir palabra, sentía como cada milímetro de “Su Amigo” me iba abriendo todo, con el agravante que es cabezón, pero también es cónico hacia atrás y bastante más ancho que la cabeza en su base.
  Lo sacaba y lo metía, cada vez más y más adentro, sus manos entre tanto me acariciaban la espalda o me marcaban surcos suaves con sus uñas. En un momento que ella se dio cuenta que ya estaba por decir basta, se detuvo, pero sin sacarlo. Entonces una vez más recurrió a su mano libre y comenzó a masturbarme, lo hacía muy bien y mi pene que estaba un poco relajado, comenzó nuevamente a erectarse. Así fue que logró distraerme de lo que me estaba haciendo en el culo. Ahí me dijo: “Relájate, solo falta muy poquito para comértelo todo” y así lo hizo. “Ya está, lo lograste, te felicito” fueron sus palabras. Yo súper excitado pedí cambiar de rol de nuevo, para poner las cosas en orden y le hice amor con gran locura. Lamentablemente yo había acabado antes que ella, esta vez yo me porte mal al no esperarla, pero seguí dentro de ella y moviéndome hasta que ella también logró tener su preciado orgasmo.
  Esos dos días, para mí, inolvidables, marcaron el comienzo de un nuevo camino en nuestra sexualidad de pareja. A “Mi Reina” le costó mucho superar sus culpas. Es el día de hoy, mucho tiempo después, que no puede manejar su personaje dentro de la fantasía sin mezclarlo con el de la realidad. Eso no le permite soltar y liberar su yo interior plenamente dentro de la fantasía, porque lo reprime, lo encierra, trata de anularlo y después estando en la realidad ve a la Dómina como su enemigo permanente. Pero por suerte la paciencia y la perseverancia van logrando día a día pequeños avances y cuando cierra la puerta del dormitorio con llave, ya tengo mucho más claro lo que me espera.-

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