lunes, 25 de noviembre de 2013

Reencuentro en el otro hemisferio

  El por qué estuvimos separados por cuatro meses no viene al caso, simplemente es un dato para que puedan imaginarse como nos sentíamos Mi Reina y yo separados por tanto tiempo. Para ambos fueron 120 noches de soledad, de dolor y tristezas, de recordar, llorar y añorar la compañía de nuestro compañero más amado.
  Ambos cambiamos mucho en este tiempo, aprendimos a valorarnos más y nos dimos cuenta que uno sin el otro no es otra cosa que un autómata hundido en una rutina vacía de aquellas cosas afectivas y placenteras que le dan verdadero sentido a la vida y nos hace sentirnos vivos, humanos y felices.
  Ninguno de los dos podía encontrar la justificación a la separación, ambos teníamos razones y motivos propios que nos ataron a lugares diferentes por aquellos días. Pero no podía ser que esas ataduras no se cortaran con la fuerza de nuestro amor. Por eso previamente a nuestro reencuentro, ambos sabíamos que uno de los iba a terminar cediendo.
  Desde que Mi Reina fijo fecha para el vuelo, yo sabia interiormente que a este esclavo ya no le quedaba mucha más libertad. Si bien es importante aclarar que una vez más había sido yo quien ahora no solo planteaba el cambio de roles, sino que aumentaba la apuesta y propuso comenzar una relación de FemDom.
  Mi Reina como es tan característico en ella, puso todos los NO y manifestó todos sus temores, yo haciendo trabajito de hormiga, nuevamente le mandé material de Internet para que se instruyera, manuales, relatos y las experiencias de otros matrimonios. Por suerte con cada carta y cada artículo que le mandaba, en ella se fue haciendo más a la idea de que encajamos perfectamente en los cánones del FemDom.
  Yo ya había tenido pruebas suficientes que ella no nació para ser sumisa, muy por el contrario gran parte de su vida vivió oprimida y necesitaba liberar su Domina interior y ser la leona que siempre soñó ser. A mí también me pasó algo por el estilo, pero en sentido inverso, toda mi vida fui un rebelde, un renegado y creía que era un buen momento para que alguien me ponga en caja y Mi Reina ya había mostrado varias señales que le sobraba talento para hacerlo.
  Interiormente ambos sabemos que el FemDom es un canalizador súper importante para que en la fantasía logremos experimentar lo que no podemos o nos cuesta ser en la vida cotidiana, que nos da la posibilidad de lograr un hermoso equilibrio entre el mundo real y el mundo de los sueños y las fantasías. Así fue que poco a poco cada uno se fue tratando de amoldar a su nuevo personaje interior. Cada correo que nos mandábamos era una demanda de lo que cada uno quería y de los elementos de tortura necesarios (en realidad placer), del vestuario, de la escenografía, etc.
  Ambos con mucho esmero fuimos poniendo lo que a cada uno le correspondía, yo ya tenía listo mi humilde departamento como si fuera un palacio, traté de cuidar hasta el último detalle, para que ella comprobara que además de ser un buen esposo y amante, puedo serle un muy buen sirviente.
  Así llegamos al tan ansiado día del reencuentro en el aeropuerto. Ella se había cortado el pelo bien cortito, que por cierto le queda muy, muy lindo y fortalecía esta nueva faceta de su personalidad, nos dimos un beso tan intenso y un abrazo tan sentido que jamás lo olvidaré.
  Llegamos al departamento y no pasó un minuto que empezamos a besarnos con locura y a franelearnos. Ya estaba pactado que las dos primeras veces que hiciéramos el amor sería todo muy vainilla, para lograr relajarnos, conversar y decirnos personalmente todas las cosas que teníamos reservadas en el corazón por tanto tiempo.
  La primera función de FemDom para ambos, sería después de la cena. Ella ya había seleccionado la indumentaria para la ocasión, iba a estrenar el corset de cuero que le había comprado, medias, portaligas y por supuesto botas. Mi Reina ahora se veía como una Diosa inalcanzable.
  Luego de que la hubiera ayudado a vestirse y que todo estuviera en su lugar, me mandó desnudarme por completo y decidió comenzar a depilarme todo, incluso mis genitales, mi pecho y axilas. Todo esto se hizo en la ducha y con espuma de afeitar. Terminada mi depilación me ordenó ducharme para sacarme toda la espuma y el bello que había quedado pegado en el cuerpo.
  Cuando salí de la ducha Mi Reina ya era otra mujer, me mandó secarme y luego desnudo tuve que besarle sus botas, luego fuimos hasta el colchón que estaba en el piso y ahí le tuve practicar sexo oral por un tiempo bastante largo, hasta que logró acabar. Eso es algo que a mí me apasiona. Para mi, su sabor es uno de los manjares más deliciosos que puede haber y por suerte, según ella cada vez lo hago mejor. Que lo diga ella, es todo un gran honor para este humilde servidor.
  Después fue mi turno, me vendó los ojos de manera tal que no pudiera ver nada, me mando ponerme panza abajo y con sus manos comenzó a hacerme un delicioso masaje que comenzaba por la espalda y bajaba prestando especial atención a mi cola, como si fuera una escultora buscando inspiración antes de comenzar su obra de arte. Se mostraba afectiva en sus caricias, pero habían largos silencios, lo que hacia que la adrenalina comenzara a sentirse cada vez con más intensidad. Hasta que me dijo: "¿Realmente estás dispuesto a complacerme y regalarme tu colita?" – "Si mi amor", es todo tuyo le respondí. Eso se convirtió en la señal de partida para ella.
  Uno a uno comenzaron a desfilar los distintos dilatadores anales. Los más chiquitos primero y después los más respetables, con cada uno se tomó su tiempo, hasta que ella no sentía que entraran y salieran sin ninguna dificultad no pasaba al siguiente.
  Pasó un largo tiempo jugando con todos hasta que a su criterio ya lo considero lo suficiente bien dilato. Sería el turno del Dildo Azul, un juguete bastante respetable y que ya me lo había hecho probar por Skype después de haberlo comprado. Con el dildo en su lugar me sacó las vendas y me mando cogerla, al altar de Mi Reina estaba sumamente húmedo y caliente, como pocas veces lo había sentido, con sus movimientos podía comprobar que también estaba hambriento. Y estaba yo, atendiendo con esmero a Mi Reina mientras tenía un dildo en mi culo. "Todavía no acabes" me ordenó "que tengo más para vos".
  Llegó el debút del nuevo arnés; El más largo y grueso de todos los que tenemos. En el primer día Mi Reina estaba dispuesta a darme con todo, me mando chuparselo y luego ponerme en cuatro. Estaba muy deseosa y dispuesta a usarlo, porque esta vez en ningún momento me quiso consultar nada. Se notaba que yo no tenía salvación, ni escapatoria a pesar de no estar atado.
  Me saco el dildo, lo volvió a meter un par de veces más y luego comprobó que eran casi del mismo diámetro que la pija imponente de su arnés, pero con la diferencia que el dildo tiene menos de la mitad de largo y es cónico. Me hizo sentir la cabeza de su flamante pija y me la saco, puso un poco de lubricante y de nuevo embistió un poco más adentro, la sacó nuevamente puso lubricante y repitió la misma operación.
  Todo lo hacía con mucho cuidado, porque cuando la sacaba, un par de veces sentí que revisaba la zona de trabajo cerciorándose que todo estuviera bien. "¿Te la querés comer toda esta noche o lo dejamos para más adelante?" Me pregunto. Por fin mostró algo de humanidad y compasión para conmigo. Pero ambos estábamos tan excitados que no pude responderle y moviendo mi culo hacia ella, como queriéndome meter yo mismo su pija más adentro, se dio cuenta que mi respuesta era afirmativa. Entonces me tomó con firmeza de la cintura, como buscando anclaje y desde donde yo había llegado, ella se aseguro de que entrara toda. "Ya está toda adentro" Me dijo y como yo no daba crédito a sus palabras, me hizo comprobarlo con mis propias manos.
  Luego de mi comprobación me la sacó y me dijo "Ahora te toca a vos, quiero que me des duro, duro y me llenes toda". Se imaginaran que sus deseos son órdenes para mí y al no poder ser de otra manera, cumplí.
  En lo personal, yo no podía creer, que en el primer día de los doce que iba a estar conmigo, ya me había presentado al más grande de todos sus amigos.
  Cuando se desata, es “Mi Reina” y la amo por todo eso que me hace sentir.-

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