domingo, 4 de noviembre de 2018

¿Por qué querer vivir al lado de una mujer dominante?

  A medida que se va haciendo más publica mi condición de sumiso entre mis círculos más allegados. Podría decir que la pregunta propuesta para este trabajo es la más frecuente que he recibido por lejos (la segunda sería si soy gay – pero será motivo de otro análisis).
  Encontrándome en un fin de semana particularmente especial y motivado, trataré de dar mi propia respuesta.
  El FemDom no apareció en mi vida de la noche a la mañana, pero haciendo un análisis de las mujeres que de una u otra manera fueron marcando y llamando mi atención por sobre las demás. He de reconocer que ninguna de ellas se caracterizó por ir a la iglesia todos los domingos.
  Debería ser muy justo y creo que por primera vez en este Blog le daré un especial reconocimiento y agradecimiento a mi querida mamá. Una fémina como pocas en aquellos años 70' y 80', viéndola en su tiempo, fue toda una Tigresa, un cuerpo esculpido que nunca tuvo problemas de lucir. Encontró un compañero de vida acorde con ella, pero a pesar de eso eran los 70’. El machismo y el patriarcado seguían en plena vigencia, los militares estaban en el poder y todo lo que eso implica le cortaron las alas y ella nunca logró llegar tan alto como lo hubiera deseado. De eso estoy seguro . Recién a mediados de los 80’comenzó a vivirse más plenamente la liberación en Argentina, la igualdad entre hombres y mujeres se fue consolidando casi de forma natural. Yo estaba entrando en el colegio secundario y pude disfrutar de todo ese proceso tan lindo.
  Con padres tan “Open Mind”, no fue imposible tener acceso a cuanta información necesitara, a diferencia de muchos de mis compañeros del colegio, yo podía ver en la televisión después de las 22:00 a Alberto Olmedo, Jorge Porcel o Juan Carlos Calabró sin ningún tipo de prohibición, los chistes adultos que no entendía con todo gusto me los explicaban y me iban ilustrando.
Susana Traverso
  Ahora bien, hablando del programa de Olmedo, “No Toca Botón”, ahí nació mi primer amor platónico, ansioso esperaba el sketch del "psicoanalista" para ver a la bella Susana Traverso, asiendo de Dama Fina, vistiendo pieles diferentes en cada episodio, contando sus sueños, con toda su sensualidad expuesta, pero sin perder su finura y estilo de mujer. Otro sketch que hacía con Olmedo era el del “pitufo”. Incontables las veces que me habré masturbado con ella, como así también con Luisa Kuliok, otra morocha hermosa de aquellos años que se había metido bien hondo en mis fantasías de adolescente.
Luisa Kuliok
  Comparando a mi mamá con estás mujeres, ella no era muy diferente. Incluso siendo ama de casa, siempre lucia su cabello cuidado y mínimamente estaba producida. Ni hablar cuando teníamos que salir a algún lado, piropos por doquier y difícilmente los hombres se resistían a no mirarla. Merito de mi padrastro, lucirla como una joya todo el tiempo y en la medida de sus posibilidades consentirla en cuanto a ropas, peinados y perfumes.
  Partiendo de esa buena escuela, lo que vendría después en mi vida era predecible. Tomar sus banderas y seguir con sus exploraciones. Traté a cada mujer, como fue tratada mi mamá o incluso tuve la gran aspiración de ser mejor, en parte lo logré, en parte fracasé. Mi mamá también se separó de quien fuera mi mentor y por más que haya sido en las mejores condiciones, a él no pude volver a verlo nunca más con vida. Falleció joven y me quedaron miles de cosas pendientes con él, aún así, es un espíritu, una entidad que siento siempre presente a mi lado acompañándome y cuidándome en cada paso.
  Nuevamente fue un largo preámbulo para poder dar una respuesta, pero lo consideré necesario. Porque fue así como nació mi vocación por la búsqueda del placer en las artes amatorias y fui tan afortunado en la vida, que siempre tuve la oportunidad de acompañar a excelentes mujeres junto a quienes todo fue mucho más fácil y sencillo.
  Pero el momento cumbre de toda esa carrera y búsqueda es el que está por comenzar en días nada más. En el estado más puro de libertad y en un pico increíblemente alto de enamoramiento, estoy a punto de someterme a la sumisión y servicio de Lady Eros. Siendo ese acontecimiento tan, tan importante en la vida de ambos, que sin lugar a dudas marcará un antes y un después definitivo.
  En los comienzos de nuestra relación, ella no se sabía una Dómina, en su país de origen a diferencia de la Argentina, la posición social de la mujer sigue estando muy por debajo de la del hombre. Si bien la situación también tiende a revertirse y ella es parte activa de ese cambio, sólo que lo estaba canalizando de una forma inapropiada.
  Mi Reina Lady Eros, rápidamente incorporó las prácticas amatorias y los protocolos propuestos en el FemDom. Ganó más elegancia, liberó todos sus deseos y fantasías de fémina cazadora, proyectó sobre mí todo su placer lésbico a través de la “Sissyficación” y está cortando lazos con toda ética sexual regida por la ética social. En sus dominios se vivirá acorde a sus deseos o caprichos y está comprendiendo que la disciplina es necesaria para llevar a cabo su obra maestra en el plano sexual.
  Como gran guerrera sexual que es, se está despegando de las ideas mediocres de las mojigatas soñadoras de ajuares nupciales, que, desde esa cómoda posición, descalifican con voz crítica, hiriente y despectiva a mujeres de su calibre. Como si gozar sexualmente sin estar ajustada a ningún mandato externo fuera causa de condenación eterna.
  De la manera que estamos llevando adelante la negociación de nuestro Contrato D/s, les aseguro que sobre ella recae una disciplinada, estructurada y muy difícil tarea de llevar a cabo. Tarea imposible de entender para esas supuestas chicas buenas, apagadas, aburridas, deslucidas que se apegan lamentablemente al mejor ejemplo de la “anti seducción”. Como hacerles entender que los placeres más elevados requieren de mucho sacrificio y el cumplimiento de actos estrictos para conseguirlos. No entienden que en la dominación del Ama está el arte y la vocación de conocer a su sumiso y en ese interés por conocerlo al detalle, está el goce de la Dómina. El amor más elevado surge a partir de la entrega plena del sumiso, que confiado ofrece todo su ser a su Mujer Amada. No tengo dudas que eso produce goce y mucha satisfacción en la mujer, dando lugar entonces al orgasmo del sumiso.
  Pocos entenderían tal razonamiento y es que no hay mente en lo que hacemos, tampoco hay cuerpo. Sólo hay conciencia y sensaciones que trascienden el ser físico. Borramos de nuestra mente el qué dirán y la propia vergüenza (en mi opinión, la parte más difícil), rompemos luego con la idea de la igualdad para darle un lugar superior a la mujer y ponernos nosotros por debajo de ellas, tan debajo como nos sea posible, para que la diferencia sea evidente.
  Como sumiso, creo que llevo la parte más fácil. Lady Eros en cambio tiene que crear una personalidad fuerte y represora, fusta y correa en mano deben ser usadas apropiadamente, manipular, castigar, gozar, obtener, etc., tienen que tener un propósito positivo y constructivo para el futuro de la pareja. No todas las mujeres creen ser merecedoras de semejante poder, y creo que muy pocas se deciden a vivirlo. Eso convierte a Lady Eros en una joya de inestimable valor.
  ¿Cuántas son las mujeres dispuestas a ser las dueñas de la fiesta bajo las sábanas? Vestir todo tipo de lencería, o apostando más fuerte vestirse de látex o cuero, con botas de taco alto y caña alta. Sentarse en la cabecera de la mesa y sentirse servidas alguna vez ¿Dónde está escrito que las cosas deban ser así y no diferente? ¿Quiénes pueden realmente vivir sin prejuicios, sin culpas, sin carencias afectivas, sin histerias y con la autoestima bien arriba?
  Con no mucha experiencia, pero tengo la suficiente para asegurar que cuando una mujer se libera de ese estado arrastrado, culposo y victimario pasando a convertirse en una Tigresa rugiente. Cuando vean y vivan ese espectáculo en carne propia, no pasará mucho tiempo en el que se conviertan ustedes también en corderos. Estoy casi convencido que el premio bien vale la pena para ambas transformaciones.

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