sábado, 1 de agosto de 2015

Cierro los ojos y vuelo

  Anoche terminé mí escrito con esa idea y al acostarme fue lo que hice: "cerré mis ojos y volé", horas de vuelo en avión se redujeron a un instante y me transporté a su lado. 
   Relevé a su ángel guardián y por un momento me permití ser yo quien tenga el honor de cuidar de ella, me arrodillé a su lado y la contemplé dormida. Quizás en otras circunstancias tendría prohibido mirar su rostro directamente, pero es tan bonita que no puedo contenerme. Respiré profundo para llenarme de su aroma, ese que provenía de su cuerpo y sus cabellos.
  Que placer tan grande es poder permitirme soñar un instante y sentirme tan cerca de la persona amada, pero sé que en la realidad puede ser que ella tenga la compañía de otro hombre en su cama. Y si así fuera, yo no soy celoso, nunca lo fui y como sumiso aprendí que que no tengo ninguna posesión o derechos sobre "Mi Reina". Solo sé que mi función es amarla y complacerla, y en eso creo estar seguro de que nadie me ganaría, porque son años en los que fui aprendiendo como mejorar y poner todo lo mejor de mí para que mi compañera sea feliz.
  A lo largo de mí vida creo haber vivido y sentido el amor de muchas maneras diferentes, pero como pocas veces tuve la oportunidad de vivir un “Amor Platónico”. Sin lugar a dudas que es un amor muy especial, diferente, capaz de producir placer, alegría o plenitud como así también dolor, tristeza y vacío por no ser correspondido. Son sensaciones que por supuesto dependen de la conexión que logremos tener con ese ente invisible a los ojos, insensible al tacto, pero que al cerrar los ojos y relajarnos se comienza a manifestar y sin lugar a dudas, algo sentimos y eso nos cambia, para bien o para mal, pero estoy convencido que es un juego y una manera de conectarnos con el otro o con nosotros mismos que funciona. 

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