martes, 4 de agosto de 2015

Un año de destierro

  Sin querer recordarlo, por estos días celebro mi primer año desde que comencé a sufrir el destierro de los paradisiacos dominios de quien era “Mi Reina”. Pasaron los meses, fueron muchos los días perdidos y siento como si esos días se hubieran multiplicado en noches vacías.
  Ella y yo ya somos parte de las estadísticas, incrementando el número de parejas que se divorciaron, de proyectos que no se concretaron, de un barco completamente cargado de sueños al momento de zarpar y que no llegó a destino. En el naufragio del matrimonio, quedamos en botes distintos y pareciera ser que ella logró volver al puerto de partida, pero en cambio a mí la vida me llevó muy lejos. 
  Pude hacer una escala de un par de meses y descubrir que lo mejor de mi familia fueron mi hermana y mi cuñado, que incondicionales me ofrecieron un lugar con ellos, jamás juzgaron y trataron de comprender lo incomprensible. Me brindaron contención y en esos dos meses y días pude tomar el envión para poder huir bien lejos de Argentina. Sería injusto no reconocer también la valiosa ayuda de mí mamá, como así también la de “Mi Reina” en muchas cosas que tuvieron que ver con el papeleo y la logistica. 
  Tantos cambios, el mudarme a otro país (para mí al mejor del mundo), aprender un nuevo idioma y adaptarme a una nueva cultura, el poder desarrollarme en una sociedad segura, con reglas claras y donde todo funciona también hicieron más grande el shock. Se imaginarán que todas estas circunstancias mantuvieron mi mente bastante ocupada durante el día, pero al caer cada noche, en la soledad de mi dormitorio, venía ese frío y esa bronca incontrolable por haber fracasado, el reprocharme todo el tiempo el error, porque la decisión de “Mi Reina” no fue porque sí, sino por yo haber hecho las cosas mal, por defenderla y cuidarla de la manera incorrecta.
  El dolor más grande y el que carcome mi alma, es ya no saber de ella. Nuestra comunicación se interrumpió hará cosa de un mes, nuevamente por su decisión y quizás también por mi culpa. Primero fue cortar nuestra amistad por Facebook y lo último fue interrumpir nuestra comunicación vía WhatsApp. 
  Y el dolor más grande no es el silencio, el dolor es que yo siguiendo sus directivas (luego del divorcio), pude reconstruir una vida y formar parte de una nueva familia, donde descubrí personas carentes de muchas cosas, sobre todo afectivas y con ellos encontré una forma de canalizar amor, sentirme útil y sobre todo, hacer el bien. Pero interiormente sé que la vida cotidiana de Mi Reina es muy diferente, debe estar mucho más recluida y como lo hacía antes, limitándose a cumplir con sus obligaciones, postergándose y consumiéndose en soledad.
  Ojalá estuviera equivocado en mi diagnostico, pero ambos estamos viviendo una vida que no es la que queremos, pero estamos dónde hemos elegido. Ella sola, en la seguridad de su Castillo y yo bien lejos de la Argentina. 
  ¿Somos egoístas y orgullosos desatendiendo los dictados de nuestro corazón? La humilde respuesta que yo encuentro, es que las normas impuestas por la sociedad actúan sobre muchas personas que mutilan su felicidad por cumplir con lo socialmente correcto. Por orgullo lastimamos sin querer a los que más amamos.
  Creo que mi mayor aprendizaje a un año de destierro es haber desarrollado la paciencia, un poco más de humildad y compasión. Lógicamente pasado mis cuarentas, también pude probar mi capacidad de adaptación a lo diferente, a lo completamente nuevo y disfrutar de ello. Aprendí a valorar mucho más a cada una de las personas que supe tener a mí lado a lo largo de mí vida (familia, amigos, profesores y algunos guías espirituales). Siempre creí haber sido una persona generosa, pero logré aprender a compartir un poco más.
  Tantos cambios dejaron un montón de huecos, pero muchos de ellos fueron enmascarados con la rutina del Mundo Vainilla. Cada día recibo un montón de mimos y cuidados, hay un reconocimiento y un agradecimiento por cada pequeña cosa que haga. Como en el ajedrez, cada cual tiene su estrategia y mueve sus piezas para acorralar al rey y poder darle Jake Mate. Mi actual compañera, conoce muy bien los detalles de mis relaciones anteriores, la nobleza humana y las virtudes sexuales de esas mujeres. Sabe que la vara pudo haber quedado muy alta para ella, pero por amor y las razones personales que tenga, pone lo mejor de ella para que yo no extrañe, para que de vuelta la pagina y me adapte a todo esto, que no esté dividido en pedazos.      
  Si vamos al plano sexual y luego de estar un año fuera del FemDom, reconozco que quedan dudas. El sexo puede ser que no sea imprescindible para vivir, muchos religiosos por ejemplo pueden dar prueba de ello, pero en otros casos el sexo es el principal ingrediente que une a dos personas y las mantiene unidas. Se dan cuenta que el problema (para el religioso o quien quiera vivir en soledad) o la solución (para quien está necesitando una pareja), es cuando aparece en nuestra vida esa persona que mueve toda nuestras estructuras y nos atrapa.
  ¿Cómo se sigue? ¿Nos resignamos a quedarnos en el Mundo Vainilla, modificando nuestros gustos y hábitos? ¿Ayuda el buscar otra persona para complementar nuestra pareja? ¿La rutina logra borrar las necesidades de vivir fantasías como el FemDom por ejemplo? Como esas, pueden haber mil dudas más y parte de la evolución y el aprendizaje será ir encontrando respuestas a cada una de ellas.
  Lógicamente el texto queda abierto a comentarios y consejos, porque estoy seguro que no soy el primero, ni el último en pasar por una separación y después de cierto tiempo estar conviviendo con otra pareja, con toda la responsabilidad que eso implica. Quizás este texto también ayude a otros a estar mejor o como motivador sabiendo que muchos estamos en la misma lucha por conseguir la felicidad, teniendo presente que la felicidad es un estado interior y algo que depende mayoritariamente de nosotros mismos.-

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